El cuervo y la serpiente - Severus Snape

Hombre herido

- ''Las grandes llamaradas envolvieron la mansión Malfoy luego de una misteriosa explosión que cobró muchas vidas, tanto de mortifagos como de prisioneros, entre ellas, la de Lucius Malfoy y Bellatrix Lestrange, dos conocidos trabajadores del ministerio quienes, se sospechaba, pertenecían a las filas del señor tenebroso; El ministro de magia, Cornelius Fudge, no ha dado declaraciones al respecto, sin embargo, El Profeta insiste en que, de ser ciertas las acusaciones contra Malfoy y Lestrange, se deberá dudar de las capacidades de Fudge para elegir a sus trabajadores.'' Es una tontería, tu padre dió su vida para ayudarnos y los medios no hacen más que ensuciarlo.

- Es mejor así, Harry. Dumbledore dijo que no podíamos hacer comentarios al respecto por nuestra seguridad y la de mi madre.

- ¿Cómo lo está tomando Draco?

- No ha salido de la habitación, ni siquiera quería asistir a Hogwarts este año, pero mamá dice que estaremos mejor aquí, aunque creo que es porque ella no ha podido llorar por concentrarse en nosotros y necesita algo de tiempo a solas.

- ¿Y tú como estás?

- Mi padre murió, Harry. Y, no contentos con eso, los del profeta se han dedicado a ensuciar su nombre. Me duele que ya no esté, me duele que tal vez la gente nunca sepa la verdad al respecto, pero debo ser fuerte, no solo por mi madre, sino también por mi hermano.

- No tienes que ser fuerte conmigo, Li. Yo te apoyaré en todo, incluso si no estoy de acuerdo, sería capaz de darlo todo por ti.

- Me honras, Potter. Pero considero que no es momento para declararme tu amor.

Una pequeña lagrima escapó del ojo derecho de la rubia, siendo esta inmediatamente limpiada por el castaño quien la abrazó después de eso para dejarla desahogarse. Lyra estaba sumamente agradecida de que Harry fuera parte de su vida, sin embargo, temía tener que alejarse de él; por el momento el señor tenebroso no tenía sospecha alguna respecto a su familia, la gran explosión de la mansión fue catalogada como un ataque externo e incluso los mortifagos se vieron obligados a guardar luto por Lucius Malfoy y los muchos compañeros que perdieron ese día, pero algo le decía que las cosas solo comenzarían a empeorar desde ese momento.

El tren se detuvo de repente, asustando a todos los alumnos y maestros que iban en él, ya que la última vez que ocurrió algo así los dementores los atacaron. La voz de McGonagall se dejó oír, advirtiendo a los alumnos que se quedaran en sus asientos y mantuvieran la calma mientras los profesores se encargaban de revisar atentamente el área para evitar algún peligro. No pasó mucho tiempo antes de ver pasar nuevamente a la mujer de cabellos grisáceos, avisando a sus alumnos que el puente para llegar a Hogsmeade se había derrumbado, por lo que estarían atascados un par de horas más.

- Profesora ¿Cómo que el puente fue destruido? 

- Quédese en su lugar, señor Potter, su tía está buscando forma de transportarlos a Hogwarts, pero primero debemos asegurarnos de que el área sea segura.

- ¿Cree que los causantes del problema sigan por aquí?

- De ser ese el caso, deje que nosotros nos encarguemos, no arriesgue nuevamente a sus compañeros para hacerse el héroe.

El castaño frunció el ceño ante la advertencia, recibiendo una mirada seria de la mujer antes de que esta volviera a dejarlo solo con la pequeña rubia; si bien era verdad que Harry había metido a sus amigos en problemas en algunas ocasiones, nunca fue intencional y gracias a ello salvaron Hogwarts incontables veces.

- Imagino que estas ideando otro loco plan para pasar inadvertidos entre los profesores y entrometerte de nuevo ¿No es así, Chismoso Potter?

- No soy un chismoso, pero es justo que sepamos lo que ocurrió ¿No es así?