Malfoy manor

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A pesar de lo que todos habían creído, el verano en la mansión Malfoy no parecía ser tan malo, los viajes al centro de la ciudad eran diarios, ya sea para merendar, pasear o ir de compras. Abraxas Malfoy no reparaba en gastos cuando se trataba de su familia y consideraba a todos esos niños como sus propios hijos, no sólo porque eran los amigos de su hijo, sino también porque gracias a ellos él podía estar junto a quien siempre fue el amor de su vida.

Por supuesto, la nueva relación entre los adultos no había pasado desapercibida por los adolescentes quienes, en una de sus tantas salidas, dividieron el grupo; yendo Lucius y Severus a tener una seria charla con Abraxas, mientras que Eileen y las chicas compraban algo de ropa para destacar en su regreso a Hogwarts. Narcissa, Bellatrix y Sybill entraron a los probadores, dejando solas a las dos damas restantes, entonces la mujer miró a la novia de su hijo con una sonrisa curiosa antes de hablar.

- Jessica ¿Cómo ves a mi hijo?

- ¿Cómo veo a Severus? Pues.. Es algo torpe, tiene cero habilidad social, es muy nervioso y realmente a veces quiero darle un golpe en la cara pero.. Haría lo que sea para protegerlo.

- Comprendo perfectamente a lo que te refieres, sé que apenas son unos niños y será muy difícil para ti, pero ¿Podría pedirte un favor?

- Por supuesto.

- Quiero que te unas a ellos, que los ayudes en su misión. No es tan fuerte como aparenta y temo que, en algún momento, él titubee cuando le den alguna orden difícil de cumplir y..

Sus ojos se llenaron de lágrimas de sólo pensarlo, tanto ella como Abraxas habían sido informados por el señor tenebroso que sus hijos se convirtieron en mortífagos y, gracias a eso, ambos fueron perdonados sus traiciones. Ella por haberse casado con un muggle, y él por ser el fruto de ese matrimonio.

- Lo haré, daría mi vida por él de ser necesario, no tiene que preocuparse por eso, señora.

- Eileen, querida, por favor. Ya no soy señora de nadie.

- Pues, según parece, pronto será la señora Malfoy.

Ambas rieron por la ocurrencia mientras veían al resto de las chicas salir, aplaudiendo a sus tan elegantes atuendos antes de pagar por ello y salir del lugar. Eileen encogió las cientos de bolsas que tenían para después seguir paseando con ellas, aprovecharon que los muchachos seguían hablando en una de las cafeterías para comprar algunas ''cosas de chicas'' que, por supuesto, no podían encontrar en la mansión Malfoy.

- ¡Una tienda de mascotas!

Exclamó Sybill al ver el lugar, corriendo hacia él mientras era seguida por las demás. Narcissa recordó que Lucius siempre había deseado una mascota pero nunca había tenido la oportunidad de tener una ya que su madre las detestaba; ahora que aquella mujer ya no estaba y con el permiso de Eileen, quien había sido presentada a todos como la señora de la casa por el mismo Abraxas, decidió cumplir el sueño de su prometido, comprándole un pequeño pichón de pavo real albino.

Jessica, por su parte, fue más meticulosa y decidió que algo práctico sería más adecuado para su pareja. Le llevó bastante tiempo escoger uno, tiempo que sus amigas aprovecharon para disfrutar de las compañía de tantos animales maravillosos que las rodeaban. Al final y después de muchas preguntas al vendedor, decidió llevar a un pequeño y solitario cuervo que, a pesar de apenas ser un pichón, tenía la edad suficiente para volar.

- La casa estará muy animada estos días, espero que a ellos les gusten nuestros regalos.

Confesó Eileen, quien había comprado un Kneazle gris de sangre pura para su nueva pareja y vigilaba que este no peleara con el gato medio-kneazle que Beellatrix le había regalado a Sybill. Narcissa asintió antes de responder, mirando disimuladamente las sospechosas interacciones de su hermana con aquella Ravenclaw, se habían vuelto demasiado cercanas en el último tiempo. 

El cuervo y la serpiente - Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora