El cuervo y la serpiente - Severus Snape

Celos enfermizos

El ambiente había mejorado mucho en Hogwarts después de la navidad, a pesar de que los merodeadores habían regresado, la pequeña secta ignoraba sus actitudes concentrándose en celebrar el amor de las parejas que la formaban. No solo Lucius y Narcissa habían formalizado su relación, sino que Severus y Jessica comenzaron a pretenderse lo que los ayudaba a ignorar los constantes ataques que los amigos de su hermano les dirigían.

Fue en una de las pequeñas citas dobles que las parejas tenían en Hogsmeade que James pudo ver por primera vez a su hermana besando a aquél Slytherin, la sangre de Sirius hirvió ante la escena y aprovechó la distracción del Potter menor para alejarse con Colagusano. Peter Pettigrew no solo disfrutaba de apoyar a sus amigos, sino también del dolor ajeno que le causaba un estimulante placer por lo que no dudó en seguir al pie de la letra las instrucciones que Black le daba.

Severus caminaba de la mano con la chica Ravenclaw, soltando su agarre y alejándose ligeramente con la excusa de acomodar su bufanda, Jessica no lo pensó dos veces y besó los labios del Slytherin antes de ayudarlo a proteger su cuello del frio. Un grito de sorpresa se ahogó entre sus labios al sentir como alguien la jalaba para alejarla del pelinegro y frunció el seño al notar de quien se trataba, volvió instantáneamente a su lugar junto al de bufanda verde mientras observaba a su hermano con una expresión de hastío. 

- James ¿Qué es lo que quieres?

- ¿Qué te dije de estar con él?

Escupió Potter mientras fulminaba a Snape con la mirada, la chica suspiró tratando de controlar su temperamento mientras tomaba la mano del Slytherin que la acompañaba, su tacto la ayudaba a relajarse y gracias a ello pudo hablar de manera calmada con su hermano.

- Jamie, Severus me gusta, y yo le gusto. No voy a alejarme de él, no importa cuántas veces me lo pidas, tendrás que acostumbrarte, hermanito.

El Gryffindor quiso reprochar ante aquella respuesta pero su hermana levantó una mano para callarlo mientras negaba, era evidente que a ella no le importaba su opinión en absoluto y eso solo lograba molestarlo mucho más. La Ravenclaw, al ver que su hermano finalmente guardaba silencio, jaló a su pareja con cuidado para que ambos retomaran camino; el resto de sus amigos se había adelantado y, en cierta parte, lo agradecía ya que no quería que causaran un alboroto para defenderla.

Severus observó a la chica con preocupación mientras entrelazaba sus dedos, no le gustaba la forma en que ella peleaba con su hermano por él aunque, muy a su pesar, a ella no le importaban en absoluto los berrinches de James. 

- Realmente no me gusta que siempre peleen por mi, él es tu familia, Jessica.

- Tú también eres mi familia, Severus. Pero, a diferencia de James, yo te escogí para que formes parte de ella; al igual que Lucius, Bella, Cissy y Syb. No te preocupes por mi hermano, en algún momento se dará cuenta de sus errores y terminará por aceptarte.

Estas palabras no solo lograron calmar al mago, sino que le otorgaron un sentimiento que sólo había sentido una vez, con Lily. 

Si bien Severus había estado enamorado de la pelirroja por mucho tiempo, nunca se animó a dar el primer paso, por lo que ella jamás le había correspondido. No niega haberse sentido traicionado cuando su amiga comenzó a salir con el chico que podría considerar su némesis, sin embargo los sentimientos que el Slytherin había tenido por aquella Gryffindor no habían desaparecido del todo, al menos no hasta que conoció a Jessica Potter. 

La Ravenclaw había logrado ahuyentar toda la amargura que su antiguo amor no correspondido le había dejado y el sentimiento que el chico había tenido por Evans no era nada comparado con el que tenía actualmente por Jessica. Creyó que nunca podría superar al amor de su infancia, sin embargo allí estaba, besando nuevamente a la chica que cambió su mundo para bien, que lo protegió y lo apoyó, que lo conquistó y lo hizo creer nuevamente en el amor.