El cuervo y la serpiente - Severus Snape

Problemas del pasado

Un malhumorado rubio caminaba por los pasillos en dirección a la torre de Ravenclaw, había oído los rumores que corrían por la escuela sobre su castaña y un chico misterioso que parecía no temer a su compañía. Draco Malfoy no era celoso en absoluto y decía haber superado su pequeño crush infantil, actuaba como todo un hombre maduro cuando alguien mencionaba el tema, pero su actitud estaba muy lejos de la realidad.

- ¡Winger!

El moreno volteó al escuchar que mencionaban su nombre, apresurando su paso en la dirección contraria para evitar que el rubio y sus secuaces llegaran a él, sabía que no era bueno meterse con un Slytherin pero hacer enojar a Draco Malfoy era una sentencia de muerte. Talbott Winger nunca había disfrutado ser el centro de atención, siempre se lograba mantenerse alejado de las personas y los problemas, sin embargo, unas semanas atrás, había encontrado por fin a alguien con quien disfrutaba pasar el tiempo; su primer encuentro con aquella chica fue en la biblioteca, donde ambos casualmente se interesaron por el mismo libro de Magizoología y terminaron por compartirlo mientras mantenían una tranquila charla, desde entonces su nombre estuvo en boca de todo Hogwarts e incluso le había traído problemas con sus compañeros de casa.

Talbott sabía que, si ellos se tomaran la molestia de conocer a Euphemia Snape como él lo hizo, la adorarían; la castaña le mostró a aquel moreno que no siempre es lo mejor estar solo, que a veces es bueno tener a alguien con quien hablar, en quien poder confiar. 

- ¡No puedes esconderte de mi, Winger!

Exclamó con más molestia el rubio al ver al Ravenclaw entrar a la torre y, junto a su séquito, decidió que lo mejor sería esperar a verlo salir otra vez. Jamás iba a admitirlo, pero el simple pensamiento de Euphemia compartiendo el tiempo con alguien más hacía hervir su sangre violentamente, le causaba tal repulsión que se sentía enfermo, le daba tanto coraje que sentía que podría destruir la torre de aquella casa con el único objetivo de destruir a aquel chico también. Las ideas revoloteaban en su cabeza, siendo detenidas por una voz firme que llamaba su atención.

- ¿Qué significa esto, Draco?

- Phemi ¿De qué estás hablando?

- Talbott dice que lo has estado molestando ¿Qué es lo que quieres?

- ¿Molestando? Por favor, yo no molesto a nadie, solo quería saber con que clase de personas mi mejor amiga está pasando el tiempo.

El rubio apretó los dientes al notar como la mano de la chica estaba siendo sostenida por aquél moreno que se ocultaba cobardemente detrás de ella, por cada segundo que pasaba su odio hacia el Ravenclaw aumentaba bruscamente, quería gritarle, quería golpearlo y verlo sufrir, pero no podía hacerlo mientras Euphemia estuviera ahí para defenderlo.

- Con quien pase o no mi tiempo no es de tu incumbencia, aprecio que te preocupes, pero creo tener la inteligencia suficiente como para saber que tipo de personas son mis amigos.

- ¿Ahora dices que son amigos? Por favor... Eso no es lo que todo el mundo dice de ustedes dos, sé que han estado haciendo cosas a escondidas.

- Pues, si todo el mundo lo sabe, no puedes decir que es a escondidas. Siendo sincera, creí que eras mejor que esto, Draco, pero veo que me equivoque. Si deseas creer en las palabras de otros antes que en la mía, adelante, no voy a darte explicaciones porque tampoco las mereces. No eres más que un idiota.

- ¿Si? Pues tu no eres más que una zorra.

El silencio se apoderó del lugar, Draco se arrepintió de sus palabras al momento de decirlas pero no pudo hacer nada al respecto ya que sintió un golpe en su nuca, Severus Snape lo había oído y no se veía nada contento por ello. Euphemia se escondió en la sala común en cuanto todos se distrajeron, siendo seguida por el moreno que sostenía su mano, mientras que Malfoy era llevado a la oficina de su profesor. Crabbe y Goyle, quienes habían ido para apoyarlo, desaparecieron de la escena en cuanto Snape los descubrió.