Los primeros días en Hogwarts fueron más normales de lo que los alumnos habrían esperado, a excepción de dos pequeños cambios. El primero era Colin Creevey quien perseguía y fotografiaba al grupo como si fuera un acosador, causando un gran disgusto en algunos de sus integrantes; y el segundo era Gilderoy Lockhart, su nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras quien parecía mantener contento a casi todo el mundo a excepción de ambos Potter ya que el hombre no parecía tener prudencia alguna a la hora de enseñar.
En su primera clase, el rubio no pudo evitar sorprender a sus alumnos aunque no de la manera que él esperaba, los duendecillos que había llevado causaron un revuelo por todo el salón al destrozar libros y atacar a los menores, sin embargo, fueron detenidos por una molesta castaña en cuanto arrancaron un mechón de cabello al rubio que tanto adoraba por lo que tomó un par de tijeras atrapando algunos para cortarles las alas.
- ¡Euphemia, los lastimas! ¿A donde va profesor?
- No te metas, Granger, esto ya es personal. Lockhart ¡Si huye ahora le juro que me meteré en su cuarto en la noche y lo dejaré calvo!
El profesor hizo caso omiso a la amenaza y encargó al trío de oro hacerse cargo de la situación, sin pensarlo dos veces Hermione invocó el hechizo de inmovilidad, provocando que las criaturas quedaran congeladas en el aire.
- No tenías que lastimarlos para mantenerlos quietos.
- Pues ellos no tenían que lastimar a Draco y lo hicieron, destrozaron nuestros libros ¡Por Merlín, mira donde dejaron a Neville!
- ¡Esa no es excusa para hacerles daño!
Ignorando la discusión de sus amigas, Lyra ayudó a Longbottom a bajar mientras que Harry y Ron se encargaban de meter a las criaturas de nuevo en su jaula. Draco, por su parte, había salido del salón en cuanto comenzaron a molestarlo, los rumores decían que el anillo que le había entregado a Euphemia era de compromiso y, al estar siempre defendiéndose el uno al otro, no podían evitar que estos se siguieran esparciendo.
Al llegar la noche el grupo se reunió en la biblioteca para explicarles al resto su plan, siendo interrumpidos por el castaño quien no comprendía porqué solo el podía escuchar los susurros en el aire.
- El quiere sangre, quiere matar ¿Acaso no lo oyen?
- No podemos oírlo, Harry. Pero tranquilo, te entiendo, debe ser el basilisco, tenemos que advertirle a Dumbledore antes de que alguien salga herido.
Todos asintieron mientras se apresuraban al despacho del director, deteniéndose frente a una de las paredes de la escuela donde alguien había escrito un mensaje sangriento, junto al cual descansaba el cuerpo inmóvil de la gata de Argus Filch, la señora Norris. Los pasillos se llenaron de pronto por los alumnos que se dirigían a sus habitaciones después de un arduo día de clases, sin embargo, todos detuvieron su paso frente a la escena.
Filch se abrió paso ante la multitud, llevando una mano a su pecho al ver a su gata colgar de la cola en una de las lámparas que iluminaban los pasillos y, con los ojos aguados, volteó en dirección al grupo para confrontarlos.
- ¡Ustedes! ¡Ustedes le hicieron esto a la señora Norris, me aseguraré de que paguen!
La voz de Albus Dumbledore detuvo al hombre de acercarse más a los estudiantes y, luego de enviar al resto del alumnado a la cama, llevó al grupo a su oficina para hablar respecto a lo que habían presenciado. Argus se veía más tranquilo al sabe que su gata no estaba muerta, sino petrificada, pero no dejaba de culpar al grupo por lo que había pasado siendo Lyra quien habló para defenderlos.
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El cuervo y la serpiente - Severus Snape
FanfictionAño 1976, Jessica Potter, hermana gemela de James, fue transferida desde Beauxbatons a Hogwarts ya que había sido expulsada de la primera por hacer hechizos prohibidos dentro de los terrenos del colegio. Su hermano, confiado de que sería una Gryffin...