La marca tenebrosa

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El día de la ceremonia había llegado, Abraxas Malfoy se veía nervioso y orgulloso de que otro miembro de su familia formara parte de la causa en la que tanto creía, derrocar al señor tenebroso. No era un secreto para nadie la lealtad que su familia le tenía a Lord Voldemort, sin embargo, lo que nadie esperaba era que esa lealtad fuera una completa farsa, planeada especialmente para mantenerse un paso adelante de sus acciones.

- Jess ¿Estás lista, querida? Recuerda, si te sientes nerviosa

- Solo debo dar un paso adelante, lo haré, gracias señor Malfoy.

El rubio mostró una ligera sonrisa mientras ofrecía su brazo a la muchacha para entrar juntos a aquella sala, solo los más cercanos a su líder estaban presentes en el lugar, incluidos también Severus, Bellatrix y Lucius; quienes, a pesar de ser niños, ya habían completado varios trabajos para aquél hombre, demostrando que eran dignos de su confianza. En cuanto Abraxas soltó la mano de la castaña, esta se acercó al hombre calvo que lideraba el ejercito e hizo una ligera reverencia antes de que él tomara su brazo.

- Dime, querida Potter ¿Estás lista para lo que vendrá?

- Lo estoy, mi señor, he esperado mucho tiempo por esto y ahora que el momento ha llegado, juro dar todo de mi para servirle lo mejor que pueda.

Voldemort sonrió complacido por sus palabras y colocó su varita en el antebrazo de la menor; sabía perfectamente que no podía darle mucho trabajo ya que ella aún era menor de edad, sin embargo, su poder especial le sería de mucha ayuda para reclutar criaturas poderosas a su ejército. Una vez la marca estuvo tatuada en la piel de la castaña, él la observó, ella no parecía tener miedo, no parecía sentir dolor y, sin importar cuanto intentara, no podía entrar en su mente.

- Tu primera misión, querida, será algo sencilla. Debes convertirte en animaga, eso incrementará tus poderes, una vez que lo cumplas, te enviaré nuevas instrucciones.

La muchacha asintió, haciendo una pequeña reverencia antes de que el hombre desapareciera junto al resto de sus allegados. En cuanto estuvieron solos, Eileen entró a la sala, corriendo hacia la chica que ya consideraba su hija para abrazarla, sabía bien que necesitaba todo el apoyo necesario para salir adelante. Fue allí, entre los brazos de aquella mujer, que Jessica se permitió llorar por primera vez en mucho tiempo, no le importaba que sus amigos la vieran, simplemente ya no podía esconder los sentimientos que tanto la agobiaban.

Bellatrix se acercó a ella para ayudarla a tranquilizarse y, después de unos minutos, ambas se dirigieron a la habitación que compartían para prepararse, debían ir al callejón Diagon a comprar lo necesario para comenzar su último año escolar.

- Jessi, hay algo que no me estás contando.

- Severus ya te lo dijo, Bella, no olvides que me comunico con animales y le regalé un cuervo que lo sigue a todos lados.

- Oh, es verdad, entonces también sabes el porqué hizo eso ¿No es así?

- Por supuesto, simplemente no voy a hablarle hasta que muestre un poco de iniciativa en arreglar el problema, no me importa si no se siente listo para tener.. Bueno, eso, pero su timidez no le da derecho a evitarme constantemente. Ya ni siquiera se sienta a mi lado, Bella, es frustrante.

La pelinegra asintió, comprendía perfectamente a su amiga ya que le pasaba algo muy similar con su pareja y, aunque no se sentía del todo lista para hablar al respecto con alguien, tomó la decisión de contarle a Jessica su dilema.

- ¡Bellatrix Black! Me siento realmente ofendida con esto ¿Sales con Sybill y no me lo habías contado?

- ¡Calla tonta! Es un secreto ¿Sabes lo que harían mis padres si se enteraran de esto? Ya es suficiente con el sermón que nos dieron a mi y a Cissy cuando se dieron cuenta que éramos amigas de una mestiza, si se enteran que salgo con ella van a matarme, estoy segura.

El cuervo y la serpiente - Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora