El despertar y la partida

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Mi nombre realmente no importaba, era un simple arqueólogo como muchos otros había nacido en la Ciudad de México cerca del centro me pasaba la mitad de mi tiempo recorriendo museos y leyendo sobre su historia, al final eso me había cautivado tanto que me obsesione con las pirámides, la historia Miles de historias que ocultaban en su interior, las millones de vidas que había visto pasar, sobre todo su trágico final a manos de los conquistadores que despreciaron el valor de la historia y destrozaron la ciudad más hermosa que había existido.

La fé de los aztecas era inigualable, su fé fue tan grande que los cegó y sello su destino, pero no todo estaba perdido, hace poco había hecho un descubrimiento sin antecedentes, el templo de Quetzalcóatl no era una pirámide, tenía dos pisos subterráneos y se creía que en el último piso descansaba el dios junto a sus riquezas, montañas enormes de piedras preciosas y vestimentas de la más alta calidad, ese descubrimiento era mío y había arreglado los papeles necesarios para poder hacer yo solo la excavación, sabía que mi nombre sería olvidado dentro de poco tiempo pero descubrimiento duraría cientos de años, qué pasaría si encontrar el cadáver de Quetzalcóatl, el cuerpo de un Dios antiguo, o tal vez podría encontrar un indicio de adónde fue para confirmar con su leyenda.

El tiempo pasó y había llegado al antepenúltimo tenía misteriosos grabados no coincidían con ningún lenguaje antiguo mesoamericano, era mucho más antiguo y se había conservado de una manera perfecta, usando las escaleras con demasiado cuidado por temor a las trampas había bajado al último piso, era un tipo de bañera gigante, las inscripciones antiguas rodeaban la bañera, el agua se encontraba a una temperatura caliente, talvez había un río subterráneo, algo brillaba en el fondo, cuando me acerque al agua un par de manos me tomaron por los hombros y me arrastraron al fondo.

Trate de moverme de pelear para regresar a la superficie pero algo paralizó mi cuerpo, a mi alrededor podía ver las estrellas a mi alrededor, el agua estaba repleta de estrellas, por fin pude moverme y logré salir del agua, cerca de mi había un pequeño bote, rápidamente nade hacia el subiendo me en el en cuanto pude.

Mirando a mi alrededor pude ver varios planetas enormes, cada uno con un color y tamaño diferente adornando un cielo oscuro con tonalidades moradas, debajo de mis pies el mar brillaba debido a algún efecto fosforescente, casi parecía un reflejo del cielo, este lugar era...

–Hermoso no es así–, susurro una voz en el aire.

Rápidamente me gire tratando de encontrar a la persona que había hablado, pero solo me encontré con un mar infinito, estaba totalmente solo.

–¿Donde estás?–, pregunté tratando de encontrar algún tipo de celular o radio en el pequeño bote.

–Estoy en el viento, también estoy en ti pues mi sangre sirvió para darle forma a los tuyos, estoy en cada criatura y en cada planta ya que gracias a mi existe la vida, estoy en cada gota de agua incluso mi respuesta es falsa ya que yo soy anterior al espacio y el tiempo así que no tengo forma en lo que tú llamas realidad, ni si quiera estoy aquí, estoy en el pasado y en el futuro pues fui y seré pero es por aquello que ya eh visto por lo que te permití entrar por eso puedes oírme–.

–¿A que te refieres?, debe ser una broma, ¡muestrate!–.

–Seria más fácil si fueras parte de mis primeros hijos, ellos nacieron de mi como seres perfectos a los que los propios dioses les tenían envidia por esa razón decidieron quitarme como sol, aún así no falle totalmente creé algo tan variado que todos los dioses fueron complacidos aunque para hacerlo tuve que dar mi vida y vencer a la muerte–.

–De que estás hablando, ¡¡sal!!–.

–Supongo que no me creerás a menos de que te muestre mi poder, sin embargo eh de contenerme para no destruir tu realidad, solo te mostraré el cuerpo físico que los humanos crearon para mi–.

El mar mismo empezó a temblar mientras las aguas se separaban y los rayos caían, una gran figura emergió del mar mostrando una imponente serpiente alada con un plumaje verde tan hermoso como el mismo paisaje, la serpiente fácilmente media más que una montaña y por las dimensiones de su cabeza podía imaginar que apenas estaba viendo una fracción de su cuerpo.

El mar mismo empezó a temblar mientras las aguas se separaban y los rayos caían, una gran figura emergió del mar mostrando una imponente serpiente alada con un plumaje verde tan hermoso como el mismo paisaje, la serpiente fácilmente media más que ...

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Teokonetl, tika nikan nik in ic tlasojtli, ixpan okachiuali notlasemololo, auikyaui sentlapa tlaltikpak in tlajtokati.

–Buena suerte Xokoyotsin–.

La serpiente abrió su boca y se abalanzo sobre mi, engullendo de un solo trago al pequeño barco, devorando mi cuerpo y mi alma, mi cuerpo colapso al sentir de golpe el peso del conocimiento infinito y la paz que otorgaba la muerte para que unos segundos después sintiera el inmenso dolor que mi piel sentía al ser totalmente calcinada pero incluso eso no duró mucho tiempo, podía escuchar todo en un eterno silencio aunque el sonido de las olas era lo que más podía notar aunque algo dentro de mi sabía que no era el mar lo que oía, aún así podía sentir el dulce olor del mar mientras que el sonido se iba haciendo borroso para convertirse en nada.

–Cochehua, Cochehua Quetzalcóatl–, dijo una voz suave.

Podía escuchar una voz cerca mío mientras que todo a mi alrededor temblaba, ¿Espera temblaba?, ¡Está temblando!, me levanté rápidamente mientras me agachaba debajo de una mesa de piedra, aquí almenos estaría a salvó.

–¿Quetzalcóatl que haces?, se supone que hoy tiene que hacer algo importante–.

–¿Eh?–.

–Anoche llegaste y empezaste a actuar raro, dijiste que habías visto el futuro, algo sobre un viaje al golfo y sobre regresar después–.

–¡¡Ahhhh!!–, grito el dios aterrorizado.

–¡Ahhhh!, que pasa por qué gritas–, chillo la chica mientras se erizaba.

–Tienes orejas de gato–, señalo el dios como si fuera lo más raro que había visto.

–¡Idiota!–, grito la mujer gato mientras salía del cuarto.


Quetzalcóatl un dios en dxdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora