El futuro se acerca

759 107 17
                                    

Akeno había salido del club lo más rápido posible, sabía que Rías no provocaría una guerra pero también sabía que ninguno de ellos se hecharían para atrás y no abandonarían a su ama sin luchar, su única oportunidad era obtener más poder en poco tiempo y sabía que una de las mejores formas era conseguir un nuevo miembro para su nobleza.

Se sentía sucia y se daba asco así misma al saber que estaba por usar a un chico que no conocía de absolutamente nada, un chico que probablemente tenía una vida agradable y que estaba por perderlo todo por su culpa, estaba
por usar a una persona inocente como un objeto solo para cumplir su propósito siendo casi lo mismo que "él" le había hecho a su madre... Aún así no tenía opción, no le importaría pagar en cuerpo y alma por toda la eternidad si con ello conseguía saldar su deuda con Rías.

La pelinegra había tomado su decisión y sin pensarlo dos veces interrumpió dentro del consejo estudiantil logrando que todos los demonios de la nobleza de Sona la mirarán con sorpresa, cosa que pasó rápidamente cuando Akeno tomo del brazo y la llevo a un pequeño armario dentro del cuarto del consejo, dónde cerro la puerta mientras ponía un sello mágico de silencio.

–Akeno, ¿Que haces?, Espera–, se quejo la presidenta al sentir el espacio reducido y los atributos de su amiga presionando los suyos.

–Necesito pedir un favor pero nadie debe saberlo–,  le susurro en el oído Akeno.

–Esta bien, podemos hablarlo en otro sitio, si quieres podemos ir al club...

–¡No!, Rías no puede saber lo que estoy haciendo–, exclamó Akeno.

–Sabes que si es algo importante no puedo evitar decirlo, las reglas del Inframundo...

–Las reglas tienen excepciones, intento salvar a mi ama–, le volvió a interrumpir la reina.

–Me estás asfixiando–, se quejo la presidenta mientras empujaba un poco a la otra chica.

–No puedo dejar que te vallas, realmente necesito el favor–, suplico la pelinegra.

–Esta bien, ¿Que necesitas?–, pregunto la chica con lentes.

–Quiero saber dónde vive Ansorm–, explico la chica.

–¡Estas loca!, Solo los demonios ultimatte tienen la capacidad de dirigir a convertidos con longinus... Pensé que mi hermana debería tenerlo, realmente no me importa que lo tenga Zeoticus o Venelana pero Rías no podría controlar a un demonio tan fuerte si pierde el control–, exclamó Sona 

–Exacto, solo un ultimatte podría igualar a un demonio con longinus, si Ansorm se une voluntariamente el podría pelear contra Ruval por la libertad de Rías o disuadirlo del matrimonio–, explico la chica.

–¡Un poder así también podría matar a Rías!–, insistió la chica.

–Hablas como si Rías no corriera ese peligro, sabes que ella escapara de ese matrimonio sin importar la forma, te lo suplico por favor solo dímelo–, suplico Akeno apunto de llorar al pensar que no iba a cumplir su objetivo.

–Yo no... no sé... no puedo...

–Por favor, sabes que me aseguraré de proteger a mi ama, tomaré las medidas que sean necesarias–.

Al final Sona no pudo evitar dejarse llevar por su deseo de ayudar a su mejor amiga y termino aceptando la propuesta de Akeno, sabía que si algo salía mal el propio infierno se iría al infierno literalmente, si Akeno no podía controlar a Ansorm y este dañaba o asesinaba a su ama... No quería pensar en lo que pasaría pero sabía que sería casi lo mismo que pasaría si Rías decidía "liberarse a sí misma".

Todo esto pasaba mientras que Ansorm se sometía a si mismo a una especie de meditación que había encontrado en Youtube, si hasta aquí había llegado tratando re recuperar sus recuerdos perdidos y no había logrado ningún avance lo que era increíblemente frustrante, más aún cuando no sabía de dónde provenía toda esa tristeza que venía hacia él cuando trataba de ver hacia atrás.

Solo podía recordar una infantil sonrisa y unos ojos llenos de curiosidad, además de un intenso calor y el olor a quemado... Lo que  definitivamente no era un buen augurio.




Quetzalcóatl un dios en dxdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora