La academia kuoh

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Ansorm había tenido una mañana horrible, había pasado por una de las humillaciones más grandes que había tenido, cuando despertó su cama estaba mojada y no por una noche alocada y apasionada con una hermosa señorita, afortunadamente tampoco era orina, había tenido una horrible pesadilla dónde una especie de aldea ardía en llamas... Al parecer su sueño fue tan fuerte que se había bañado en sudor.

Aunque solo podía recordar pequeños fragmentos, podía recordar claramente el sonido de las olas y el mar embravecido, también una voz femenina que lo llamaba y unos hermosos ojos amarillos que lo miraban desde la distancia... Solo podía recordar eso y lo frustraba en gran manera aunque su mente no podía recordar nada.

Sin más opciones empezó a tratar de ver qué era lo que le había ayudado a recordar pero sinceramente no podía encontrar una sola cosa, bueno mejor dicho no podía encontrar algo que no fuera probable, es decir estaba en otro país con gente extraña... Justo como ese sacerdote.

El chico se levantó después de meditar por una hora, después de todo tenía que bañarse aunque eso no lo ayudo mucho ya que noto que su nuevo baño fácilmente entraba dentro de su anterior regadera, suspiro cuando noto como podía ver por encima de la cortina de baño y recordó que tenía que agacharse para subir y bajar por las escaleras, sufrió aún mas cuando noto que su cocina no tenía algo que pudiera cocinar más que un ramen instantáneo.

Su ánimo empeoró cuando noto el raro uniforme que tendría que usar, estaban en la highschool ¿No podían simplemente usar ropa normal?, Cómo sea no importa que se pusiera, se veía genial.

Salió de su casa en su auto y empezó a recorrer las calles en camino a su nueva escuela, era raro conducir en la época pico en Japón y no entendía muy bien las normas de tránsito pero había logrado llegar hasta la escuela, estacionó su vehículo lo más cerca de la entrada y fue caminando hacia la dirección, podía escuchar todo tipo de murmullos a si alrededor.

Los chicos lloraron por su mala suerte al ver cómo un chico mayor francamente hermoso salía de un carro que muy probablemente sería más de lo que podrían comprar en su vida, no solo eso tenía el uniforme de su escuela así que sus posibilidades habían caído en picada, las chicas miraban al nuevo "príncipe" con ojos soñadores hasta que una chica hizo un comentario mortal para ellas "espero que Rías-sama no se fije en él", por cruel que fuera era la verdad, quizás un chico normal no podía compararse con él pero tampoco una chica normal podría hacerlo con Rías Gremory y generalmente los príncipes se casan con princesas.

El chico ignoro los comentarios y llegó hasta la oficina del director, ignoro un poco a la secretaria que la había hecho una seña discreta y entro directamente a la oficina, varios adultos que suponía eran profesores, el chico sonrió tímidamente mientras hacia el ademán de salir de la habitación solo para ser detenido por el director que se levantó de su asiento.

-Adelante joven Kamprad, me esperaba que vinieras pronto, de hecho es un momento oportuno, tu maestra podrá llevarte a tu nuevo salón-, declaró alegremente el viejo como si esperará una felicitación de su parte.

El chico solo asintió para después seguir a una maestra bastante joven y algo atractiva hasta una aula que ya estaba llena, la profesora entro después de indicarme que la esperara unos minutos, probablemente estaría avisando sobre el nuevo alumno extranjero que entró a mitad de año pero que nadie le dijo que no por que su padre era horriblemente rico... Oh una versión menos sincera, una dónde la escuela no se vea tan mal.

El chico espero hasta que la maestra volvió a salir del aula para indicarle que era su momento, el chico entro con la sonrisa más encantadora posible logrando tres reacciones en general, la primera fue de un descontento total por la población masculina, seguida de cerca por la aprobación de la población femenina aunque algunas de ellas no parecían estar tan entusiasmadas, entre las que parecían estar en conflicto se encontraba una hermosa pelirroja y tres chicas de pelo negro.

-¿Rías?, Supongo que el destino volvió a juntarnos-, dijo el chico rubio logrando que el descontento masculino aumentará.

-Ese bastardo-, -Como conoce a Rías-sama-, -Maldito suertudo-, susurraron varias voces por lo bajo.

-Eso parece Ans-kun-, dijo animadamente la chica, ganándose las miradas de todo el grupo.

-Joven, me alegra que tenga un conocido en el salón pero creo que debería presentarse para que los demás lo conozcan-, dijo de forma tranquila la maestra.

-Oh, lo lamento, mi nombre es Ansorm Kamprad, soy de Suecia y bueno espero que nos llevemos bien-.

Quetzalcóatl un dios en dxdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora