Capítulo 52: Hilo rojo.

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— Feliz cumpleaños, mi amor —habló la dulce señora Wu, estrechándolo en sus brazos.

— Gracias, mamá —murmuró, acurrucándose ahí como un niño pequeño.

— Hijo mío —llamó Jung Sun, arrancándolo de los brazos de la hermosa mujer—. Feliz cumpleaños, papi te ama.

Sehun gruñó, intentando empujar al pegajoso sujeto. Solamente para rendirse seis segundos más tarde cuando Jessica se unió al abrazo y lo dejó inmovilizado.

— ¿Y mi regalo? —Preguntó al verse imposibilitado para escapar.

— ¿No es mi sola presencia ya un regalo en sí mismo? —Interrogó con una falsa sonrisa de dulzura.

— Vete al demonio. Quiero un regalo y espero que sea muy bueno —bufó.

Su tío se echó a reír con ganas, dejándolo ir finalmente, mirando en dirección a la preciosa mujer a su lado. Ella sonrió en entendimiento y acercó al menor dos paquetes.

— Feliz cumpleaños, cielo.

Sehun sonrió suavemente, tomando los dos presentes. Abrazando de vuelta a la hermosa mujer que había sido su mejor amiga por años.

— Gracias, noona.

Ella se quedó inmóvil durante algún tiempo, sonriendo tímidamente poco después mientras estrechaba al tonto chiquillo en sus brazos y besaba una de sus sienes.

— De nada, cielo —murmuró, dejándolo ir lentamente.

— Feliz cumpleaños, Hun —felicitó su suegro, colocando su mano en su cabello para revolverlo cariñosamente—. Ha sido el mejor amigo y novio que mi pequeño Luhan ha podido elegir.

Los ojos del menor se iluminaron, desviando su mirada emocionada a Luhan. Completamente consciente de que esas palabras eran algo que el padre de su pareja decía de todo corazón y que significaban mucho al tratarse de él, quien todavía era algo celoso con el más joven de sus hijos.

Luhan sonrió igual de feliz, mirando con alegría como uno a uno, los invitados, se acercaban a felicitar a Sehun. Desde Zhao y su exagerada felicitación en la cual se lanzó sobre él.

Su cuñada que prácticamente lo jaló a un abrazo asfixiante, seguida de YanYan y sus dos pulgares arriba. Tras ellas, las personas que parecían normales y lo felicitaron correctamente, como el señor Kim y su profesor de física. Solo para culminar con sus revoltosos amigos y sus gritos de abrazo grupal, atrapando a Sehun en su pequeña multitud.

Sus brillantes ojos se dispararon rápidamente a la única persona que no se había movido aún y YiFan puso una expresión de horror total.

— Lu...

— Gēgē, es tu turno —dijo con una expresión adorable.

Él parecía un cachorrito con ese tipo de expresión en su rostro y él era débil. Nunca podría decirle que no a su adorado hermano menor y por eso mismo, se aclaró incómodamente la garganta y se acercó de mala gana a ese engendro del infierno que había aparecido para arrebatar a la hermosa luz de sus ojos.

Él le mostró una expresión engreída que deseó borrarle de un puñetazo, pero Luhan y su amada LiXue estaban mirándolo y únicamente pudo sonreír, o al menos intentó que fuera una sonrisa.

— Felicidades, niño —masculló entre dientes, tratando de mantener la sonrisa.

— Gracias, gēgē —respondió con malicia.

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