Capítulo 56: 我爱你.

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La residencia se encontraba en completo silencio, el sol ni siquiera se asomaba aún en el horizonte y los habitantes del lugar se encontraban en medio de un merecido descanso luego de un largo día de trabajo.

Sin embargo, todo el silencio y paz fueron arrebatados de golpe. Un estridente golpe despertó a la pareja dormida dentro de la habitación. Las luces fueron encendidas sin siquiera darles una advertencia y ambos apenas reaccionaron a todo lo que estaba pasando.

— Hola, buenos días. Tomaré las llaves de tu auto —dijo brevemente el intruso.

— Joder, niño de mierda, son las putas cuatro de la mañana —masculló Jung Sun molesto.

— Sí, lo que sea. Recuerda que estaré aquí al medio día para que vayamos a revisar lo del regalo —informó apresurado.

— ¡Tan sólo lárgate! —Exclamó irritado, arrojándole su almohada con una mano e intentando cubrir sus ojos de la molesta luz con la otra.

Sehun no dijo nada más, saliendo de la misma intempestiva forma en la que entró. Jung Sun suspiró aliviado al verse libre de él, solamente para abrir los ojos de golpe tres segundos después y salir corriendo de la cama.

— ¡Sehun, pequeño bastardo, son las putas cuatro de la madrugada! ¡¿Dónde mierda estás yendo?!

Sehun solamente se rio de los gritos del mayor, poniéndose en marcha antes de que él llegara al garaje. El vehículo cargado con todo lo que necesitaría para ese día.

Dos personas lo esperaban en la solitaria acera frente a aquel bloque de apartamentos, ambos más dormidos que despiertos debido a la hora. Al verlos, Sehun solamente pudo sonreír, recordándose que les debía una buena comida a esos dos por siempre ayudarlo en todas sus locuras.

— Oye, debiste habernos citado más temprano, estamos empezando tarde —escupió sarcástico Lay.

— No te quejes tanto, Yixing. Les invitaré el desayuno —aseguró.

— Él nos comprara un insípido jugo y un sándwich horrible en alguna tienda de conveniencia —bufó Chanyeol.

— Y los voy a dejar escoger la tienda de conveniencia, ¿no es genial? —Bromeó.

Lay fue el primero en mostrarle el dedo medio, advirtiéndole que, si lo hacía, iba a arruinar su jodida noche mágica con Luhan. Sehun únicamente pudo reírse con ganas, abriendo el portaequipaje para que ellos comenzaran a descargar el vehículo.

— Esto es peor que cuando me hizo subir al segundo piso de su escuela secundaria para poder dejar aquel estúpido juguete raro para él —farfulló Chanyeol.

— No fue tan malo.

— Casi me caí mientras trepaba a la ventana de un segundo piso —le recodó.

— Por eso te digo que no fue tan malo, yo me reí.

— Vete al demonio, Lay.

Sehun únicamente se reía, escuchando sus falsas quejas. Era verdad que Chanyeol se había quejado infinitamente por hacer aquello, pero ciertamente se había opuesto rotundamente a que Sehun lo hiciera por sí mismo, cumpliendo con la tarea de todas formas.

— Bien... ¿Qué tenemos que hacer? —Preguntó finalmente Lay, tras el último viaje al auto.

— Primero que nada, debemos limpiar el lugar, los muebles irán en la habitación de invitados, también las luces y...

— Oye, oye —intervino Chanyeol—. Con calma, amigo.

— Chanyeol tiene razón —comentó algo divertido Lay—. Nosotros somos algo lentos, tienes que ir paso a paso si no quieres que lo hagamos mal.

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