—¡¿Dónde está?! —bramé entrando en el corredor. La mirada nerviosa de Megan me vio aterrada. En una silla a unos pasos de ella, estaba Jake. Con la mirada perdida en el suelo.
Al verme abrió los ojos como platos sorprendido. Pero eso no fue lo que más me enojó. En el lugar, habían varios pares de ojos viéndome. Entre ellos, Kansas y...
Montgomery.
—¿Qué carajos hace este animal aquí? —gruñí acercandomele.
—Soy el papá, tengo todo el derecho de venir a ver si está bien —soltó a la defensiva cuando estuve frente a él.
—Cameron —llamo Kansas detrás de mí—, No es momento para eso ahora.
Me giré hacia Jake. Quien me veía con la mirada perdida.
—¿Dónde está? ¿Qué le pasó? ¿Qué han dicho?
Nadie hablo y eso me enojó más.
—¡Joder respondan!
Kansas me miró asustada. Megan y Jake compartieron una mirada pero nadie habló.
—Se desmayó. Tuvo un mareo y acabó en el suelo. Estaba sola, en su departamento —comenzó a decir Monty. Mi mirada estaba fija en el—, Kansas y Megan la encontraron. Iban a tener una pijamada cuando la hallaron en el suelo. Jake llego después y la trajeron aquí. Yo llegue después.
—¿Un mareo? —pregunte incrédulo—, ¿Qué dijo el doctor?
—No nos han dicho nada aún —respondió Kansas.
Los minutos pasaron. El tiempo voló. No se si fueron horas o minutos, no tenía idea. Pero estuve allí hasta que el sol se fue y la noche llegó. El frío del hospital aumentó y el olor a alcohol puro se me hizo más fuerte haciéndome arrugar el ceño. Me aferré a la sudadera que me había puesto con la mirada en el suelo blanco. Todos seguíamos ahí, esperando por alguna respuesta.
—¿No crees que deberías irte? Te llamaremos cuando nos digan que está bien, ella...
—No me voy a mover de aquí —le dije a Megan con el ceño fruncido, ella asintió.
—¿Familiares de Michelle O'Connel?
—Nosotros —dije poniéndome de pie.
La doctora nos miró con una ceja levantada. Traía una carpeta en mano.
—¿Quién es el hermano? —preguntó viendo los papeles.
—Yo —dijo Jake a mi lado.
—¿Y el padre del bebé? —preguntó nuevamente.
—Yo —dijimos Monty y yo al unísono. Nuestras miradas conectaron, matándonos con los ojos. La doctora se aclaró la garganta.
—Michelle está estable, solo fue un mareo y falta de sueño. Es normal en embarazadas principiantes como ella, necesita descansar y comer bien. Por lo demás, esta muy bien.
—¿Y el bebé? —preguntó Kansas.
Todos miramos a la doctora espectantes.
—El bebé está en perfecto estado. Ya tiene dieciocho semanas por lo que empezará a notar el movimiento constante.
—Ya se había movido antes —murmuré yo, la doctora me miró con una ceja alzada.
—¿Cuándo tuvo movimiento?
—Hace como cuatro días atrás.
—Es normal, puedes estar tranquilo. Tu bebé está en perfecto estado —dijo haciéndome sonreír.
ESTÁS LEYENDO
Jump Shot | Libro II
Teen FictionAltanero, confiado, sarcástico, atlético... Todos y cada uno de esos son las características responsables de describir a Cameron Lightwood. Al igual que su hermano mayor, es un gran atleta y el capitán del equipo de baloncesto. Pero, hay una gran...