Jump Shot | Libro II

28: ¿Tienes un RingPop?

Cameron.

—¡Los pumas de la west high ganan! ¡Tiro final por mano de Cameron Lightwood, asombrosa técnica...!

La multitud no paraba de vitorear. Era asombroso como influían en los jugadores el apoyo que nos daban. Mientras más nos animaban mejor jugábamos. Sawyer era el más emocionado de todos, no paraba de celebrar que había metido dos canastas y que había sido quién me pasó el balón antes de encestar el tiro final.

Muy a mi pesar, tuve que ir a los vestidores a cambiarme. El sudor escurría por mi espalda y pecho, gotas gruesas y lentas bajaban por mi sien. Había un silencio enorme en los vestidores, tanto que temí haber llegado en mal momento nuevamente.

Unas risas se escucharon desde los casilleros y temí lo peor.

—¡Eh, ahí está! ¡La estrella del partido! —me sorprendí al ver a mi hermano y Jenna juntos allí, pero no fue solo eso lo que me sorprendió, si no la manera en la que Jenna veía a Aarón.

—¿Lo viste?

—Vi una que otra canasta. Ese chico, Stark, tiene talento. Me gustaría jugar alguna vez con él —añadió.

—La liga juvenil ya no acepta a fortachones como tú —soltó burlona Jenna.

—Oh, cállate. Yo seré un adulto fortachón, pero tú te transformaste en un baño público. ¿Te dejaste de tatuar por falta de espacio?

—Todavía queda suficiente espacio.

—¿Dónde? ¿En tu trase...?

—¡Silencio, cállense! —me entrometí entre risas—, No necesito escuchar nada de esto. Gracias.

—¿Sensible, Cam? —sonreí abriendo mi casillero, retirando mi mochila para finalmente cambiarme e irme.

La pantalla de mi móvil se iluminó, estaba repleta de mensajes.

—¿Ya se llevan bien? —murmuré guardando el teléfono en mi bolsillo trasero.

—Algo así.

No me creía aquello. Era muy obvio que esos dos estaban completamente locos el uno por el otro, de eso no había duda. La verdad, me hubiera gustado quedarme para ver el desenlace de la historia de esos dos, pero tenía mi propia historia que terminar antes.

Salí de los vestidores con la mochila en hombro. Los jugadores estaban celebrando y gritando a todo volumen. La multitud de personas había llenado la cancha mezclándose entre los jugadores y el público.

—¡Cameron!

Su voz resonó a mis espaldas, cosa que me desconcertó por un instante. Allí estaba, con aquel cabello rubio que siempre soñé con tocar perfectamente peinado. Sus mejillas sonrosadas y sus labios rojizos resaltaban, dándome una mala espina del porqué aquel destello sonrojado.

—-¿Tienes un momento para hablar? Yo creo que...

—Honestamente no me interesa hablar de nada contigo, Amara —la interrumpí, al borde de mi paciencia.

—¿Qué..?

—Te escuché. En los vestidores antes del partido —su expresión de pánico fue instantánea, confirmándome lo que ya sabía—, ¿Montgomery? ¿En serio?

—Espera, yo puedo explicar...

—¡No quiero tus explicaciones, maldita sea!

—Cam...

—Me gustabas, enserio me gustabas. Pero, no puedo seguir tapando el sol con un dedo. No soy tu resuelve, tu pareja cuando quieras, ni siquiera nos conocemos como debe ser. Solo somos... Un par de desconocidos que se gustaron mucho —suspiré—, No puedo seguir haciendo esto. No puedo seguir posponiendo lo que siento, mucho menos por ti.