15: Ackerman

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—¿Tu y ella... Tienen algo?

La pregunta me tomo desprevenido. La miré, sus ojos destilaban el temor de mi respuesta pero yo solo sonreí negando.

Y recordé la escena que había vivido antes de llegar a su habitación. Esta vez, por la puerta de la entrada.

Michelle acostada sobre mi, roncando con suavidad. Completamente calmada. Y yo, ahí, con mi brazo rodeándola de manera afectuosa y acariciandole el vientre de manera inconsciente. Hasta que ella se despertó y tras murmurar un "lo lamento" salió de la casa dándome solo.

Y entonces, crucé la calle y fui a la casa de Amara. Y por eso estábamos en esa situación a las... Dos de la mañana.

—No, Michelle ha pasado por mucho y yo le hice una promesa.

—¿Una promesa?

—Así es.

—¿Puedo saber de que se trata? —asentí recostándome de la silla reclinable.

—Le prometí que estaría ahí para ella, que la apoyaría en todo. Todo su embarazo, yo estaría ahí.

—¿Inclusive en el parto? —asentí, ella sonrió—, Eso es muy noble de tu parte, Came.

—He aprendido a quererla, es como... Una hermana menor para mí.

—¿Ósea que no tengo que preocuparme por ella?

—Para nada.

Y de la nada, Amara me besó. Y la noche se convirtió en una sesión de besos calientes y apresurados.

A eso de las tres de la mañana, Amara cayó dormida. Y yo decidí dejarle un beso en la frente para irme. Era muy de madrugada y no había dormido nada.

—¿Llegando a estas horas? —la voz de mamá fue la que me hizo saltar, la miré y sonreí.

—Estaba con nuestra vecina de enfrente.

—¿La de las galletas que se mudó hacen dos meses? —asentí—, ¿Qué hacías allá?

—Estoy saliendo con ella.

Eso tomo por sorpresa a mamá, pero solo asintió y tras beber de su té sonrió de lado.

—Deberías invitarla a comer un día. Quiero conocerla.

—Ya tendremos tiempo para eso mamá. Iré a dormir. ¿Y papá?

—Ya sabes, discutiendo con su mujer. Cada día pienso que no se para que se divorcio de mi si siempre acaba llegando aquí en la noche —bufo con molestia.

—Déjale la puerta abierta por si acaso.

—¿Haz hablado con tu hermano? —negué—, No he sabido de él en semanas. Encárgate. Llámale o algo, necesito que venga para las fiestas. Tenemos que organizar una fiesta importante y...

—Relájate mamá, Aarón no lleva ni un año lejos. Seguro que vendrá encantado para las fiestas.

—Eso espero —suspiró ella con la mirada perdida en la taza. Decidí no entrometerme por lo que acabe yéndome escaleras arriba a dormir.

Tras dar varias vueltas en la cama caí rendido. La noche se pasó rápido y en menos de lo que imaginé, ahí estaba, desayunando con mamá y Josh.  

—¿Qué tienes planeado para el fin de semana? —preguntó de repente mamá viéndome. Levante una ceja curioso.

—Creo que tendré práctica del equipo de baloncesto, ¿Por qué?

Jump Shot | Libro II  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora