19: Saliendo

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—¿Te gusto la cena?

—Me encantó —admitió sonriente—, ¿Cómo sabias que me gustaría el sushi?

—Intuición. A todos nos gusta el sushi —respondí simple. Ella asintió, complacida.

Llevábamos un rato así. Amara y yo salimos a cenar a un restaurante de Sushi después del entrenamiento. Ella, después de su berrinche, aceptó. Y aquí estábamos, caminando por el parque tomados de la mano con una sonrisa en el rostro.

Pero eso no duraría mucho, pues yo tenía que tocar un tema de conversación que por más que no me guste. Debía hablarse.

—Tenemos que hablar —dije finalmente soltando nuestras manos. Ella me miró confundida.

—¿Sobre qué?

—No me gustó la manera en que le hablaste a Jenna antes —dije directo. Su entrecejo se frunció.

—Sé que estuvo mal pero —ella se detuvo viendo mi ceño fruncido.

—No hay peros Amara. Tocaste un tema muy sensible para ella y...

—¿Por qué te preocupa tanto lo que ella sienta? —cuestionó.

—La conozco desde hace años, me importa porque le tengo aprecio y es alguien importante para mí.

—Tu hermano la lastimó, la dejo destruida y se aprovechó de eso.

—¿Y eso te da el derecho de restregárselo en la cara? —cuestione claramente molesto, ella apretó los labios—, Ponte en sus zapatos un momento y entiéndela. No es algo fácil para ella.

—No me gusta que la defiendas.

—Eso no es tu decisión.

—¿Sabes acaso la historia completa? —me preguntó, apreté los labios—, No. Es obvio que no la sabes porque ni siquiera te molestas en averiguarlo.

—Sé que Jenna estaba enamorada de Aarón, y el se fue. La dejo destrozada y...

—Tu hermano le dio la opción de irse con él —me interrumpió. Me quede callado, pasmado.

—¿Qué? —fue lo único que pude decir.

—Aarón le pidió irse con el a Florida. Eso era lo que él quería, que ella se fuera con el. Pero Jenna no aceptó. ¿Sabes por qué? —negué—, Porque Jenna estaba enamorada de Ashton también. Y no pudo elegir entre los dos.

Me quede callado procesándolo todo. ¿Por eso Aarón siempre llamaba preguntando por ella? ¿Por eso me preguntaba si la había visto con alguien a menudo?

Joder, ahora todo tenía sentido.

—Cuando Jenna se dio cuenta que estaba enamorada de Aarón hasta la médula fue tarde. Aarón ya se había ido y ella perdió la comunicación con el. Eso solo ayudó a que su relación con Ashton creciera. Por eso esta tan cambiada —espetó—, Por él.

—¿Estas segura de eso? —pregunte sin poder creérmelo.

—Tienen tatuajes a conjunto. Créeme, esta con el.

Mi imagen de Jenna no cambió, en lo absoluto, pero lo que si cambió, fue mi manera de ver la situación. Aquí no habían victimas. Aquí solo habían personas enamoradas metidas en un jodido triángulo sin fin.

—No necesitaba que me dijeras eso.

—Creí que debías saber a quien defiendes —dijo encogiéndose de hombros—, Jenna no tiene porque actuar como la victima porque no lo es. Aquí solamente hubo un malentendido, y ella fue el principal problema ahí.

—¿Por qué no la defiendes? Es tu prima.

—Jenna es mi prima, si. Pero... Desde muy niña conocí a Aarón. Cuando iba a la academia a verte, en actividades y presentaciones. Luciendo ese cabello obscuro y ese ceño fruncido —dijo fantasiosa, la miré sin decir nada—, Aarón fue mi amor platónico de la infancia. Siempre lo fue. Las chicas en la academia soñaban con tener un chico así algún día. Cuando comenzó a salir con Jenna nos conocimos. Para ese entonces ya te conocía, y el era... No habían palabras para explicar cómo trataba a Jenna. Yo me enamore de eso, me enamoré de la idea de que alguien me tratara así. Pero Jenna Kennedy no podía conformarse con el gran Aarón Lightwood, no. Ella tenía que ir por el delincuente más grande del país —exageró, apreté los labios recordando las historias viejas que contaban sobre Ashton. Y todos los problemas en los que se metió—. Jenna no pudo elegir. Pero yo si lo hubiera hecho. El no merecía algo así.

Sonreí viéndola.

—¿Estas enamorada de mi hermano? —me burlé.

Ella sonrió poniéndose roja como un tomate.

—No, nunca lo estuve. Te lo dije, era platónico. Ese Lightwood jamás hubiera estado a mi alcance. Siempre me vió como una niña —explicó, asentí viendo al suelo—, Y mis ojos siempre estuvieron en el hermano de en medio —añadió. Sonreí por el comentario.

—Gracias por decirme.

—No hay de qué.

Un sonido tarareante comenzó a resonar a nuestro alrededor. Amara enarco una ceja, yo busque con la mirada el sonido pero no lo encontré.

—Es tu teléfono —dijo señalando el aparato en mi bolsillo. Miré mi bolsillo con el ceño fruncido y lo saqué respondiendo.

—¿Bueno?

—Cam, Michelle está en el hospital.

Y ahí mi mundo se detuvo.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? —todo iba muy rápido. El corazón estaba por salírseme del pecho.

—N-No, No lo sé. Cuando llegamos a su apartamento estaba en el suelo y...

—¡Mierda! ¡¿Donde carajos están Megan?! —el silencio reino en la llamada haciéndome perder el control—, ¡Que me digas donde están!

—Hospital central, piso veinte.

Y colgué girándome en dirección al auto.

—¿Dónde vas? ¡Cameron!

No le respondí. Solo me dediqué a correr como alma que lleva al diablo. Entre en mi coche y lo encendí con rapidez. Necesitaba que ella estuviera bien.

Tenía que estarlo.

Jump Shot | Libro II  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora