22: Acuerdos

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—Entonces... ¿Cómo les fue anoche? —preguntó Mike viéndonos. Apreté los labios aguantándome las ganas de reír.

Miré a Michelle quien rodó los ojos para luego mirarlo a él con sorna.

—¿Quieres saber si tuvimos sexo? —le preguntó directamente.

Jake, Megan y Kansas nos miraban divertidos. Mike se puso nervioso por la mirada de Michelle pero solo asintió. Ella sonrió, cínica.

—No, no tuvimos sexo.

—¿No? —preguntó Megan incrédula. Reí.

—No.

—¿Por qué? —preguntó Kansas.

—Pregúntenle a Jake —dijo Michelle, Jake frunció el ceño.

—A mi no me miren —se defendió—, Yo no tengo la culpa de que no hayan avisado antes que iban a tener el departamento para ustedes.

—¿Ósea que los interrumpiste? —preguntó Megan. Jake asintió.

—Tampoco fue la gran cosa. Cameron estaba vestido —dijo el quitándole importancia.

—Pero yo no —bufo Michelle.

Todos carcajearon por su respuesta y dejaron el tema de lado cuando Megan comenzó a hablar por teléfono con alguien que desconocí.

—¿Con quien habla? —pregunté.

—No lo sé.

—¡Cameron! —gritó una voz a nuestras espaldas. Ahí vi a Amara verme molesta.

Michelle se carcajeo por mi expresión de horror.

—Atente a las consecuencias, Lightwood —se burló.

—Que te jodan mapache —gruñí viéndola, Michelle ensanchó la sonrisa.

—Tu ya lo hiciste muy bien ayer —respondió sencilla.

Me puse de pie caminando hacia Amara. Ella tenía el ceño fruncido y las manos en jarras. Claramente molesta.

—¿Podemos hablar? Te he llamado no sé cuántas veces y...

—Estaba ocupado.

—¿Con ella? —señaló.

—Si.

—¡Eres imposible! ¿Cómo puedes admitirlo tan tranquilo? —se quejó.

—¿Por qué te molesta tanto? Ella es mi amiga. La madre de mi hijo y...

—¡Ese bebé ni siquiera es tuyo! —bramó.

Ella se quedó en silencio cuando vió mi expresión seria. Apreté la mandíbula. Conteniéndome.

—Escúchame muy bien Amara —pedí—, Soy el papá de ese crío. Por elección, no por sangre, ¿Quedó claro? Es mi bebé. Y no pienso alejarme de Michelle por estos ataques de celos ridiculos tuyos.

—¿Ridículos? Te recuerdo que la última vez que nos vimos me dijiste que te mudarías con ella.

—¿Y eso que importa? ¡No puedo dejarla sola, se desmayó ayer!

—Si ella te gusta solo dímelo —pidió.

—Amara, me has gustado prácticamente toda mi vida. Lo que Michelle y yo tengamos no influye entre tú y yo.

—¿Michelle y...? ¡Estás admitiendo que tienen algo! —acusó. Puse mi mano en mi frente.

—¡No! —bramé.

Jump Shot | Libro II  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora