Jump Shot | Libro II

008: Planes

Cuando desperté el tercer día ya no me dolía la mano. Habían pasado tres días después de la pelea. Tres días donde Jonathan se había encargado de hacerme limpiar basura, barrer, trapear el suelo y hasta fregar los trastes de la cafetería.

Pero bueno, todo fuera porque no me expulsaran o le contaran a mis padres de esto.

Los chicos habían estado más relajados. Los padres de Michelle hablaron con los de Monty y se entendieron. Llegaron a un acuerdo donde la familia de Monty tendría que pagar una pensión desde que Michelle tenga a su bebé hasta que el bebé tenga la mayoría de edad. Aparte de eso un abogado había hablado con ellos y les había dejado saber que Michelle tendría que asistir a charlas educativas sobre embarazo y mamás a temprana edad.

Aunque Michelle estaba muy feliz de no haberse metido en problemas por el Audi fallecido.

Los demás estaban bien, felices y contentos de que todo marchara bien. Habían comenzado a comportarse muy amigables conmigo, no es que me moleste pero ya estaban actuando muy raro.

No se apartaban de mi en ningún momento, solo a la hora de clase y Jake hasta me pregunto cuál era mi dirección para así vernos en el fin de semana.

Yo sé las di, total en el fin de semana me la pasaré en la galería trabajando.

Mi celular resonó a las seis de la mañana de hoy. El nombre de mi mejor amigo relucía en la pantalla del teléfono.

Descolgué sintiendo la voz ronca.

—¡Buenos días al peor de los amigos que alguna vez pude tener! ¿Dónde cojones habías estado y porque no respondías mis llamadas? Las chicas andan como locas porque no haz venido y...

—Buenos días a ti también Mike —resoplé sentándome en la cama. El detuvo su monólogo de golpe al escúchame—. También te he extrañado.

—¿Qué ha pasado? Te escuchas como si hubieras tenido una pelea con Ultrón y Thanos.

—Algo parecido. No te llame antes porque no pude, estaba ocupado pero... Ya no iré a la academia.

—¡¿Qué?! ¡Oye viejo más vale que estes jugando! ¡No puedes hacerme esto! ¡Las chicas me tienen como loco buscándote y preguntando por ti, hasta Eve me ha preguntado!

—Me alegra que tú estarás ahí para consolarlas —intenté bromear pero no escuché su usual risa, había un silencio arrollador—. No fue mi decisión, fue de papá. Le desobedecí y ese es mi castigo, por así decirlo.

—Ya, conozco los castigos de tu padre. ¿Eso quiere decir que no nos volveremos a ver o si?

—Claro que si idiota —bufé—. Sigo viviendo en el mismo lugar y seguirás trabajando conmigo en la galería. No vamos a perder el contacto idiota. Empecé a estudiar en la secundaria donde estudió mi hermano.

—¿Eso crees? Estoy seguro de que ya conociste a un reemplazo para mi allá. ¿Como se llama eh? ¿Brent, Trent, Red?

—No seas idiota tú no tienes reemplazo. Deja de lloriquear, estaremos en contacto siempre.

—De acuerdo. ¿Y cuando piensas venir a buscar tus cosas? Tu laptop todavía está en el cuarto de edición del periódico.