011: El equipo

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Mi hermano era muy conocido por ser un grandioso deportista. Gano partidos y medallas importantes a lo largo de su carrera estudiantil en esta secundaria. Aunque Aarón no quiera admitirlo, está escuela era su lugar seguro, su sitio preferido; en fin. Era su lugar.

Pero ahora ya no lo era. Ahora yo estaba aquí. Con el peso de que mi apellido significa que soy muy bueno jugando. Lo cual no es del todo falso, pero, no es mi pasión. Y mucho menos, lo que quiero hacer por el resto de mi vida.

Cuando le conté a Michie que quería unirme al periódico escolar, se echó a reír en mi cara. Según ella, solo los inteligentes de buenas calificaciones van a ahí y escriben. El director es lo más liberal, tienen columnas de información, tareas y grupos de estudio. Pero ni una sola de literatura. Y por ahí decidí empezar.

Me replanté la idea de hacer una columna de una historia, algo parecido a lo que hacía en mi internado pero que fuera más corta. Algo simple y pequeño que no tomará mucho tiempo.

—¿Puedo ayudarte en algo, chico? —cuestionó el entrenador al verme llegar a su oficina.

—Si señor, me gustaría ingresar al equipo de baloncesto.

La mirada del entrenador subió a mis ojos, leí su nombre en la placa del escritorio.

Entrenador Calvin James. El nuevo entrenador de la West High ahora que el director West se retiró dejando a Jonatan como director.

—¿Tú? —preguntó cerrando los documentos que en ese instante estaba viendo, asentí—, ¿Cuál es tu nombre chico?

—Cameron Lightwood.

Los ojos del entrenador se abrieron en sorpresa que intentó disimular, tras levantar las cejas se puso de pie.

—¿Qué hace un Lightwood en un equipo de secundaria pública? Fácilmente podrías estar en un internado de deporte.

—No soy tan extravagante como mi padre, señor. Mi hermano estudio aquí y también jugó en este equipo.

—¿Tratas de superar el legado de Aarón? Todos conocen al número treinta, de eso no hay duda —dijo mirando tras de mi, me giré de manera lenta y mis ojos captaron la jersey atrás de mi con el número de mi hermano.

—Aaron fue un buen jugador, pero yo no pretendo hacer nada para borrar su huella. Lo único que quiero aquí es distraerme un rato, concentrarme en algo bueno. ¿No era ese el motivo del entrenador Jonathan? ¿Que nos apartáramos de las calles y nos centráramos en el basket?

El entrenador mantuvo el silencio. Sentí que pasaron minutos antes de tener su respuesta.

—Por supuesto que ese era el jodido motivo, logré hacer de un maldito dealer de porquería un grandioso jugador de baloncesto que encestaría con los ojos cosidos —espetó una voz a mis espaldas.  Los ojos de el entrenador pasaron a alguien tras de mi enderezándose en la silla dándome a entender quien era.

—¿Crees que tienes el potencial para estar en mi equipo? —preguntó Jonathan llegando delante de mí.

—Se jugar desde los trece años, me se manejar en un equipo como el tuyo —respondí tuteándole. Jonathan sonrió ladino incrédulo.

—¿Conoces mi equipo? —me quedé mudo—, Es obvio que no lo conoces.

—¿Crees que necesita algo de motivación? —le preguntó el entrenador Calvin, Jonathan asintió.

—Si, necesita una motivación... Para salir huyendo de mi maldita escuela —murmuró sin disimulo alguno.

Jonathan comenzó a caminar y el entrenador se puso de pie. Tras indicarme que lo siguiese llegamos a la cancha de baloncesto que lucia reluciente. Me sorprendí por los colores de las paredes naranjas y el suelo balnquecino. La última vez que la había visto era de un gris neutro.

Jump Shot | Libro II  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora