¡Santa, soy Lalisa Manoban!

El experimento de dejarte ir.

Jeon Jungkook

El viento entraba con fuerza por las ventanas, algunas hojas salieron volando de mi mesa y la de Lalisa, que éramos los únicos en el lugar. Ambos habíamos llegado cerca de veinte minutos antes al laboratorio de física. Nos agachamos por todo la clase para encontrar las partes del informe que yacía desparramado por el suelo. Recordé, entonces, que la primera vez que hablé con ella fue porque le ayudé a recoger sus juguetes en la escuela, estaba muy asustada cuando me acerqué.

—El viento me tiene harto, ayer me sucedió lo mismo en casa —dije para luego levantarme del suelo.

—Lo sé, pero siempre es igual en mayo —asentí mientras regresábamos a la mesa. El viento levantaba su cabello naranja, y ella se desesperaba por mantenerlo en su lugar, era muy tierna.

La vi hojear de nuevo el informe en el que habíamos estado trabajando todo el fin de semana, después de todo la profesora era un dolor de cabeza en cuanto a los informes. Me levanté para cerrar las ventanas y tomé una gran respiro.

—No te dije que viniéramos temprano para revisar el informe —señalé nuestro trabajo —. Era, por así decirlo, una excusa muy tonta.

—¿Y entonces? —me pregunta mientras busca algo dentro de su bolso.

—Es para que hablemos del tema que siempre evitamos, Lisa —ella se detuvo, luego se giró hacia mí —. Ya sabes de lo que habló.

—Creo que puedo deducirlo, pero no sé si... —estaba nerviosa, siempre sucedía cuando el tema se mencionaba.

—Debemos hablarlo, de verdad —asintió.

Lalisa se levantó para caminar hasta mí junto a la ventana. Yo puse mi vista en ella, me fijé en que llevaba en el cabello el broche de perlas, el que su madre le había regalado antes de marcharse. Lalisa era una chica increíble, y también era la más valiente que había conocido. Suspiré.

—Ya sé que eso quedó en el pasado, pero para mí es necesario que lo hablemos. Eres mi mejor amiga, y lo correcto es que cerremos esa etapa para que todo sea cómodo entre nosotros —sus ojos se abrieron por la sorpresa —. Escucha, de verdad me gustabas cuando teníamos catorce años, y me seguiste gustando durante algún tiempo más, pero eso quedó atrás.

—Tú también me gustabas, es importante que  lo sepas —desvío la mirada y supe que la estaba poniendo nerviosa.

—Y eres feliz con Taehyung, porque es un chico increíble. Y se nota que te quiere, realmente lo hace. Y no quiero que nuestro noviazgo de niños pueda causar un malentendido o celos, por eso quería dejar el tema en el pasado, para que no te sientas incómoda cuando se menciona. Y, aunque Taehyung no parece una chico celoso, para mí era importante que lo habláramos. Eres mi mejor amiga, y no estoy dispuesto a perderte.

—No seas tonto, tendrías que matarme para librarte de mí. Y gracias por hablar de esto, la verdad es que yo siempre intentaba ignorar el tema —ella sonrió tiernamente al decirlo —. Y estoy de acuerdo contigo, es momento de que lo dejemos en el pasado. Eres el primer amigo que tuve, y también eres el mejor, así que no te librarás de mí tan fácilmente.

—Yo tampoco planeó alejarme, pelirroja —ambos reímos —. Tengo pensado decírselo a Taehyung, aclararle todo. Porque me gustaría ser su amigo, y evitar cualquier malentendido.

—Creo que una vez se lo comenté, ya sabes, que tú y yo fuimos novios durante una semana o menos —ella rió —. Pero no le dio importancia, como dijiste, él no es esa clase de persona.

—Lo imaginé. Aún así, siento que lo correcto es que yo hablé con él —ella asintió y sacó de su bolso una barrita de cereal.

—Toma una, traje una para ti —me la entregó.