Estoy perdida, estoy enamorada.

115 18 34
                                    

Aún no ha amanecido, y la casa se encuentra en casi completa oscuridad. Hace un frío que me llega hasta los huesos, el mejor clima para estar en la cama con mantas y durmiendo plácidamente, soñando con tonterías. Sin embargo, estoy esperando a la familia de Taehyung, que me recogerá para irnos todos juntos al aeropuerto.
Voy muy abrigada, incluida la bufanda y la gabardina que papá me obligó a ponerme, alegando que yo me enfermo con mucha facilidad, lo cual en su defensa es completamente cierto. Ambos estamos en la sala, sentados en el sofá mientras esperamos.

—Cuídate mucho y no hables con extraños bajo ninguna circunstancia—dice girándose hacia mí —. Y por el amor de Dios, Lisa, no te pierdas.

—No voy a perderme, papá —suspiró resignada y choco mi hombro con el suyo —. Y te prometo que seré cuidadosa —él suspira preocupado y me sube la bufanda hasta que me cubre la nariz.

—Te perdiste hace menos de una semana en el centro comercial, y no llevabas el celular —ambos reímos —. Eres mi única hija, así que debes entender que me preocupe en algunos casos.

—Prometo que regresaré en una sola pieza —me inclino para darle un beso en la mejilla —. O dos, pero regresaré.

Papá iba a reírse, pero justo en ese momento el timbre de la casa nos alerta, la persona que nos ayuda en casa se acerca para llevar mi maleta. En la puerta aparecen Taehyung y su padre, me siento menos avergonzada al descubrir que van tan abrigados como yo.
Papá sale conmigo y me da un abrazo, luego me susurra algo relacionado con no perderme en el aeropuerto.

—Te quiero, princesa.

—Yo también, cuídate y come bien mientras no estoy —él asiente.

Me acerco a Taehyung, que me toma de la mano para acercarme hasta él y me besa la frente. Creo que nunca se lo he dicho, pero un beso allí me provoca una sensación que desearía enfrascar y atesorar para siempre. Caminamos hasta el auto, y mientras lo hacemos escucho a papá hablar con el señor Kim, le dice que me deja en su cuidado y que deposita en él su confianza, me conmueve escuchar al señor Kim decir que me cuidará como si fuera su propia hija.

—Mi padre te ama —dice Taehyung susurrando.

Yo sonrío negando, no siendo capaz de creer algo como eso.
Al entrar en el auto veo a Sunny dormida abrazando a su oso de peluche favorito, el que le obsequió Taehyung la primera vez que ella llegó a casa, hace ya algunos meses. La madre de Taehyung también parece adormilada, me saluda y me pide disculpas ya que planea dormir hasta el aeropuerto.
Tae se sienta a mi lado, y yo me aferro a su brazo tan pronto como puedo.

—Naranjita, te quiero mucho —susurra en mi oído mientras entrelaza nuestros manos.

—¿Y eso a qué viene? —le pregunto, levantando la mirada de su hombro.

—Vas a viajar con mi familia, y ambos sabemos que hubieses podido ir a cualquier otro lugar con tu padre —le doy la razón asintiendo —. Te lo agradezco mucho.

—No preferiría otro lugar, puedes estar seguro de eso —su mano acaricia mi cabello y me quedo dormida por el resto del viaje.

•••

Ya en el aeropuerto no tenemos que esperar demasiado, nos revisan la documentación y nos hacen pasar a la sala de abordaje para nuestro vuelo a Seúl.

Algunas personas nos dirigen miradas, una situación a la que estoy realmente acostumbrada por el hecho de no ser coreana, por no lucir como ellos. He llegado a aceptar que siempre habrá una persona que me mirará sin disimulo, algunas veces harán gestos de disgusto e incluso han llegado a alejarse. Y aunque papá me ha educado para entender que esa clase de personas fueron criadas en una época distinta, y que no hay nada de malo conmigo, no puedo evitar sentirme algo cohibida, como si fuera una intrusa en un lugar al que no me invitaron. Una sensación bastante incomoda, debo admitir. Abordamos el avión sin percances. Y cuando debemos tomar nuestros asientos, Sunny no parece dispuesta a sentarse con sus padres.

¡Santa, soy Lalisa Manoban!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora