Adrián
Sentía como mis latidos volvían a la normalidad. Realmente me había dado un terror indescriptible.
Claramente lucharía por mi pequeño, pero no quería que él sufriera.
Nos encontrábamos nuevamente en silencio y Alex hizo la pregunta que había pasado por mi cabeza los días en los que ella había dejado de llamar.
- ¿Qué ocurrió, mamá? - Ella quitó su gran sonrisa y dejó una mínima línea recta en sus labios, vi cómo se tensó.
Nuevamente el silencio ocupó el lugar y ella tomó su brazo, apretándolo suavemente. Desvió la mirada de nosotros para dejarla en un punto en la esquina de la habitación.
-Bueno, estoy arreglándolo, cariño- Dijo rascándose la nuca. Eso la verdad no respondía nada.
-Mamá, no te entiendo- Murmuró Alex, sus ojos se habían llenado de lágrimas y su voz se había roto. Ella lo notó y lo miró dulcemente.
-Lo denuncié- Contestó luego de varios minutos. Fue un gran golpe saberlo, ambos supimos a quién se refería.
Ella que amaba a ese hombre, o por lo menos lo que fue, lo había denunciado.
Vi la sorpresa en los ojos de mi pequeño y luego un suspiro. Rápidamente él se levantó y caminó firme hacia su madre.
-Oh mamá- Ella lo miró, melancólica y afligida.
Alex la tomó por los hombros y la abrazó, Melanie correspondió el abrazo y cerró sus manos fuertemente en la remera de su hijo.
Ella aún amaba a ese hombre a pesar de todo.
-Ya, tranquila, estoy aquí- Dijo Alex, consolándola. Acariciaba el cabello de ella con el mayor cuidado del mundo.
Para Alex ese hombre no era su padre, lo maltrataba e insultaba, pero para su madre era el amor de su vida.
El saber que la persona que amaba dañaba a su hijo y a ella, la destruyó por dentro.
Miré la escena en silencio, no debía entrometerme, eran madre e hijo. A decir verdad, era lo correcto, y probablemente lo mejor que pudo haber hecho.
Un rato más tarde nos encontrábamos nuevamente sentados, esta vez ella nos contaba desde la vez que se dio cuenta que él maltrataba a Alex y, finalmente como ella decidió por fin denunciarlo y pedir el divorcio.
-Aún estamos en el juicio- Dijo ella tomando su café tranquilamente.
-Solo pasaba para ver a mi niño- Le sonrió a Alex, quien le devolvió la sonrisa a ella.
-Todo estará bien, Melanie- Dije dándole mi apoyo y ella me miró dulcemente, asintió.
-Lo sé, quizás solo es que es un poco duro- Dijo levantando los hombros para volver a sorber de su vaso.
-Pero estaremos bien, es por nuestro bien- Tomó a Alex de la mano, apretando suavemente y soltándolo.
Pasamos la tarde, entre cocinando y charlando sobre nuestro futuro entre los tres. Ella reía y nos molestaba a ambos y nosotros solamente disfrutábamos su presencia.
-Bien, ya debo irme- Lentamente se levantó mirando el reloj de su mano para vernos sonriente. La acompañamos a la puerta y la despedimos.
-Mucho cuidadito ustedes dos- Comentó burlona, mirándonos acusatoriamente.
Tanto Alex como yo nos sonrojamos al entender a qué se refería.
- ¡Usen protección! - Gritó alejándose rápidamente con su bolso en brazos, me reí y mi pequeño chilló, avergonzado.
Entramos nuevamente al apartamento que compartíamos y tras cerrar la puerta lo miré coquetamente, tomándolo de la cadera, juntándolo a mí.
-Entonces... ¿En dónde nos quedamos? - Dije para luego reír al ver su expresión, sorprendida y avergonzada. No contestó, pero lo vi temblar nervioso y lo solté, riendo por tan adorable reacción.
Sin esperarlo, lo vi abalanzarse sobre mí y en un mili segundo lo tenía besándome.
Tranquilamente lo continué, sonrojándome levemente. Me había tomado por sorpresa completamente.
Nos separamos, mirándonos a los ojos jadeantes por la intensidad del beso y sonreí de lado al verlo con aquel increíble brillo en sus ojos.
-Oye, debemos ir a ver a Emily- Murmuré acariciando su rostro sonrojado. Él asintió, sin alejarse de mí.
Sonreí de lado.
- ¿Te gusta lo que ves, cariño? - pregunté y Alex se sonrojo.
Solté una carcajada al ver cómo empezó a tartamudear evitando mi mirada. Era realmente muy entretenido ver cada una de sus expresiones.
Rápidamente él se alejó de mí, corriendo a la habitación nervioso.
-Y-Ya vuelvo- Escuché que gritó.
Cerré los ojos y recordé la primera vez que nos conocimos, había pasado tanto tiempo desde entonces.
Luego de tanto tiempo estuvo allí, en cada momento, bueno y malo. Me sentía completo, feliz.
-Y-Ya estoy l-listo- Tartamudeó y recién ahí note que estaba a mi lado. Desordené su cabello y lentamente salimos.
Sería un día difícil ya que después de todo, le diríamos a nuestros amigos la noticia.
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Te haré sonreír
RomantikAlex, un chico común en una época complicada, confía el secreto de ser gay a su mejor amiga, Micaela, tras eso ella lo difunde en su escuela y se burla de él. Desesperado y decepcionado ante la multitud que lo acosa, sus amigos en quienes no confió...