Alex
-¿Mmh? - Me quejé audible al sentir un fuerte dolor en mi cuerpo, había despertado en una camilla que parecía de hospital, pero obviamente no lo era.
Miré a todos lados examinando el lugar, supuse que seguía en la escuela. Seguí investigando hasta que pude notar al lado mío a alguien que tras dejarme examinar todo acarició mi cabello.
-hola pequeño- dijo suavemente, di un brinco y un chillido salió de mi garganta que se encontraba seca.
De pronto él comenzó a reírse tranquilamente, no entendía nada hasta que volví a percatarme del dolor que sentía, a lo que cerré los ojos con fuerza, tocando aquella zona donde estaba más presente el dolor con mi mano.
Al parecer el chico a mi lado se dio cuenta ya que dejó de reírse poniendo una mueca de preocupación para levantarse y sentarse a mi lado.
- ¿Duele mucho? - Preguntó con un tono de voz indescifrable, por el que me sonrojé y me le quedé viendo.
Él al notar mi silencio se dio vuelta para pescarme viéndole, sonrió de forma coqueta - ¿Te gusta lo que ves? - preguntó en burla con dos tonos más graves, causando que aumentara mi sonrojo y sentir mi corazón latiendo en mis oídos.
-Y-yo, e-este, s-sí, n-no, espera ¿qué? - Al oírme a mí mismo puse una cara de horror mientras el chico se doblaba por la risa.
Me encontraba recalculando lo que había dicho y el chico ya se revolcaba en el suelo de la risa.
-Por dios, hace tanto que no me reía así, soy Adrián, un gusto - Dijo secándose una lágrima sobándose el estómago con la mano izquierda, extendiéndome la mano derecha en forma de saludo, yo la acepté.
-Eh, soy yo, ah soy Alex- Dije sin tartamudear cosa que me enorgulleció nadie me hacía tartamudear, el chico sonrió.
-Ah sí déjame ver las heridas, no quería parecer un violador o abusador que te desnudaba mientras dormías- Dijo comenzando a levantarme a mi la camisa mientras yo me sonrojaba expresivamente.
-Eh n-no deja- Dije tartamudeando, ¿Qué había dicho hace un momento? ah sí, olvídenlo.
Siguió intentando levantar mi remera hasta que la puerta se abrió de golpe dejando ver a una rubiecita de ojos celestes claros, muy bonita había que aceptar.
La chica abrió los ojos de golpe y un chorro de sangre salió de su nariz cayendo dramáticamente hacia atrás chillando. Un chico con cara de "Wtf" (igual que yo) se encontraba tras ella, hasta que vio nuestra escena y empezó a reírse sentándose al lado de la chica anterior.
Volví a fijar mi vista en el extraño que seguía con su mano debajo de mi camisa, y bueno, nos encontrábamos en una pose demasiado comprometedora.
Al verlo pude notar que estaba tratando de no reírse, aun sin quitar sus manos bajo la tela de mi ropa superior.
- Podrías... eh no sé, quitar ehm, la mano, yo, eh ¿qué? - No sé qué demonios estaba diciendo, esto no solía pasarme.
Aquel chico solamente me veía con gracia y ternura.
¿Qué me estaba ocurriendo? Definitivamente no me estaba enamoran...no, no puede ser, nunca.
-Disculpa pequeño, pero... ¿puedo ver tus heridas? - Dijo con una sonrisa ladina, yo me sonrojé y asentí con la cabeza. El chico, Adrián, sonrió y comenzó a quitarme la camisa lenta y seductoramente, haciéndome tragar con fuerza, no podía estar más rojo.
Su rostro cambió drásticamente al ver mi pecho y estómago, estaba serio, no podría ser tan malo ¿no?
Bajé la vista aquel sector por lo que al ver tantos moretones y un par de cortaduras abrí mis ojos y yo chillé de una forma muy poco masculina. Oh dios, iba a morir.
-Eh tranquilo, no es nada- Intentaba calmarme aquel joven, aunque ni él se lo creía.
Se levantó de la camilla y rebuscó algo en los cajones. Minutos después volvió, se sentó en la camilla y me hizo una seña de que me sentara en sus piernas, a lo que negué rotundamente moviendo la cabeza.
-Vamos pequeño, será rápido además tengo que curar eso- Dijo suavemente, me lo pensé un segundo y terminé asintiendo por el dolor.
Estaba en sus piernas, mirando hacia cualquier otro lado que no fuera aquel atractivo chico, hasta que bueno, aquella chica que antes había abierto la puerta lo volvió a hacer y volvió a salir un chorro de sangre de la nariz, pero esta vez traía una cámara con ella.
- ¡Dios mío! ¿Qué no sabes tocar la puerta Em? - Preguntó riendo y rodando los ojos Adrián, fingiendo exasperación.
***
Ya me habían curado y vendado; hablamos un rato con aquella chica que se llamaba Emily. Ella era muy bonita.
Adrián le contó lo que había ocurrido y tras oírlo la chica se enojó muchísimo, demasiado, haciendo notoria su sed de sangre. Minutos más tarde salió corriendo hecha una furia sin dejar de decir nada más, lo último que le mencionó a ella antes de que se fuera fue "no hagas alguna estupidez" y luego reinó el silencio.
-Y bien pequeñajo, ¿Qué hacías antes de que todo esto ocurriera? - Preguntó curioso, me sonroje levemente, ya que hacía unos momentos me había calmado.
-Solo venía a la escuela- Susurré un poco cohibido, frunciendo el ceño.
No entendía por qué había ocurrido lo anterior, aunque la respuesta era por el simple hecho de sentirse superiores, lo suponía.
- No lo entiendo, se suponía que aquí sería distinto- Dije en un murmuro, de repente sentí unos brazos que me rodeaban desde la espalda.
Aquel chico, Adrián, me estaba abrazando no podía soportarlo, mis ojos comenzaron a cristalizarse, mi vista se nublaba y comenzaba a temblar el labio inferior. Diablos lloraría.
Un sollozo salió de mi boca suavemente, apenas audible.
-Ya tranquilo pequeño, ya todo está bien, estoy aquí- Susurró en mi oído provocándome un escalofrío, me di la vuelta para corresponder su abrazo y lloré, lloré como cuando era un pequeño en los brazos de mi madre; y lo hice sobre un chico que ni conocía, pero daba igual me sentía bien, su aroma y sus brazos cálidos no los olvidaría, no desde ahora.
***
Tras aquella escena me calmé y Adrián me llevó a conocer a unos chicos.
Al llegar pude ver que estos estaban serios, también se encontraba la chica que antes había hablado con nosotros, Emily, sus ojos estaban más oscuros de lo que la había visto antes, su celeste brillante se convirtió en un celeste con toques azules.
Comenzaron a hablar sobre una promesa rota, una traición y una pelea. Sinceramente no entendía nada, pero no me alejaría de aquel chico que me había ayudado tanto, algo dentro de mí no me lo permitía. Diablos.
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Te haré sonreír
RomanceAlex, un chico común en una época complicada, confía el secreto de ser gay a su mejor amiga, Micaela, tras eso ella lo difunde en su escuela y se burla de él. Desesperado y decepcionado ante la multitud que lo acosa, sus amigos en quienes no confió...