Capítulo 27

2 0 0
                                    

Alex

Ya habían pasado tres días desde que Emily se había desmayado y tres días en los que ella permaneció inconsciente en el hospital todo por las heridas y el cansancio excesivo, junto al shock emocional.

Ninguno de nosotros había dicho palabra sobre lo que nos habíamos enterado sobre la "relación" entre Emily y ese chico.

Ante todo, había que escuchar todo por parte de ella.

Cuando ella se desmayó nosotros entramos en pánico. La situación de ese día nos había llevado al borde del colapso nervioso, más por el hecho de verla tan dañada, tan rota.

Iván, quien era el más tranquilo, pero con un rostro completamente serio, tomó a Emily en brazos y le preguntó a Julián el hospital más cercano y de allí nos dirigimos rápidamente. Él nos acompañó en todo momento y permaneció al lado de Luca sin opinar nada.

Ellos durante estos días fueron arreglando sus problemas y nuevamente eran amigos. Lloraron, rieron, bromearon y se unieron.

Obviamente el hospital había llamado a la policía y nos hicieron preguntas, pero no pasó nada más allá que un interrogatorio. Nos turnábamos para visitarla y aunque ella no despertara se le veía mejor que aquella noche, menos pálida y claramente menos destruida.

Realmente me encontraba completamente nervioso y preocupado, su rostro pálido me dolía y su rubio cabello estaba opaco. El hecho de no poder ver sus brillantes ojos celestes dejaba un gran vacío.

Iván no quiso verla, no había entrado ni una vez a su habitación desde que la llevó en brazos luego de que ella hubiera colapsado esa noche.

Lo sabíamos, él no podría perdonarla, no cuando ella se encontraba en ese estado; no cuando había llegado a dañarse de esa manera. Cuando ella se despertara debían hablar seriamente, pero hasta entonces él no había aparecido dentro de la habitación del hospital.

Yo no había tenido la oportunidad de hablar correctamente con Adrián, ya que desde esa noche él se encontraba más serio, ausente, y yo no sabía qué hacer para apoyarlo.

Las últimas dos noches comimos en silencio y de igual forma dormimos, a la mañana iba al colegio y luego uno de nosotros tenía una ronda para visitar a Emily ya que no podían entrar más de dos personas a la habitación, y su madre era una de ellas.

Ella no había reaccionado tan mal al saber su estado. Claramente se preocupó y se largó a llorar, pero luego nos dijo que ella sabía lo que ocurría con Emily.

Yo lo extrañaba, no solo a él, extrañaba a Emily, extrañaba a mi madre.

Estaba asustado, ella no había vuelto ni se había contactado ni una sola vez desde hacía casi una semana.

Fui hasta ese lugar al cual por mi madre solo llamé hogar, ella no estaba y él tampoco.

Estaba cada mueble, cada fotografía y cada recuerdo, ahí estaba todo eso, pero la ausencia ocupaba todo el lugar. La soledad gritaba en cada esquina y el abandono estaba presente, dolió tanto darme cuenta de ello.

Hoy tenía que levantarme para ir a la escuela, pero mis músculos no querían moverse, me sentía agotado, perdido, melancólico.

No quería ir y saber que Emily no estaría allí, y tampoco Iván que había desaparecido completamente desde ayer.

Ya no había chistes ni palabras, era una soledad continua, como el vacío que había del otro lado de la cama, Adrián no estaba.

Cerré los ojos.

Que egoísta era, debía entender la situación y aunque lo haga tengo que aceptar que no podía iluminar el dolor que sentía en el pecho.

Tapé con mis brazos mi rostro, más específicamente mis ojos junto a las lágrimas que querían caer de estos.

Contraje el rostro, no era un niño, debía continuar.

Un jadeo escapó de mis labios y golpeé la almohada.

Me sentía tan solo, tragué fuerte.

No había notado cuando la puerta fue abierta y tampoco cuando esa persona se había acercado a mí.

Me sobresalté cuando sentí unos brazos rodearme, ese fuerte perfume invadió mis sentidos y supe que ahí me había perdido.

Cerré los ojos fuertemente, de igual forma que agarré la remera de la persona que me abrazaba mientras ésta me consolaba, acariciaba mi cabello, tembloroso.

-Alex- Susurró, temblando.

No me contuve y lloré más fuerte.

"Que débil soy ante él"

Pensé riendo con amargura, me aferré a su cuerpo, me aferré a su calor y a su presencia.

¿Cómo demonios... iba a dejarlo ir? Era imposible.

-Adri- Terminé balbuceando mientras la saliva me ahogaba de igual forma que las lágrimas que empapaban el hombro del chico que me sostenía en sus brazos.

Diablos, estaba completamente perdido.

Pasaron algunos minutos y ya me había calmado, me sentía vulnerable, transparente.

Suspiré, otra vez. Él terminó siendo mi apoyo y yo no había hecho otra cosa más que dudar.

Lentamente Adrián limpió lo que quedaban de mis lágrimas con caricias, no podía seguir dudando.

-Adri- murmuré y él me miró fijamente, puso toda la atención del mundo en mí y me emocionó, mi corazón saltaba en mi pecho y sentí mis mejillas calientes.

- Si nunca te hubiera conocido realmente no sabría como hubiera hecho para seguir adelante, eres una de las personas que más quiero en el mundo y siempre estuviste a mi lado, levantándome de cada caída y a pesar de que trastabillé demasiadas veces para contarlo, tú terminaste siendo el apoyo que nunca jamás creí tener, y cada vez que estoy cerca de ti soy la persona más feliz en el maldito mundo-. Murmuré intentando limpiar las lágrimas que lentamente caían por mis mejillas.

-A tu lado no temo por lo que me depare el futuro, y a pesar de volverme tan vulnerable a cada palabra tuya siento que soy cada día más fuerte y más valiente. Te agradezco por estar conmigo a pesar de ser en ocasiones extremadamente infantil y te agradezco que pongas tu tiempo en escucharme y entenderme- Dije cerrando los ojos con fuerza, era ahora el momento, ya no podía ignorar este sentir.

Lo haría, le diría que lo amaba.

-Siempre he sido malo con las palabras y tartamudeo siempre, pero realmente quiero que sepas como me siento- Tomé aire, no podía creer lo que estaba haciendo.

- Yo estoy real y absolutamente enam...- El sonido de un teléfono me cortó y me dio un sobresalto.

OH DIOS MÍO, ESTUVE TAN CERCA DE HACERLO.

Respiré agitadamente y me sonrojé quedando tal tomate.

Adrián parecía congelado mirándome con los ojos bien abiertos sin reaccionar ante el sonido de su celular y yo no podía pronunciar palabra, maldita sea.

Sin esperarlo más él contestó aun mirándome.

Oh diablos, que la tierra me tragué por favor, realmente estuve por declararme.

Su rostro mostró sorpresa.

- ¿Qué ocurre, Adri? - pregunté curioso y preocupado, él sólo contestó con un "Si, muchas gracias" colgando y dejando todo en silencio, la curiosidad me mataba junto a los nervios por estar a punto de declararme.

–Era la madre de Emily, ella despertó- murmuró y yo solté el aire. 

Te haré sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora