Capítulo 37

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Alex

Nos despertamos y desayunamos. Podía notar la emoción en el rostro de Adrián junto a la impaciencia y no podía decir que yo no lo sintiera por que mentiría.

Me preparé para ir a la escuela, sabiendo que volvería a la una y tendría una hora para arreglarme para nuestra primera cita.

Oh dios mío. Quería chillar de la emoción.

***

Se había hecho eterna la mañana, pero finalmente eran las dos y nos encontrábamos saliendo del departamento. No iba a mentir, estaba que caía de los nervios y la emoción.

Ya habíamos salido muchas veces solos, pero nunca dijimos que sería una "cita", también fue por que antes no pensaba que Adrián se fijaría en mí de esta forma, y que solo seriamos mejores amigos por lo que me quedaba de vida y la siguiente.

- ¿A dónde iremos? - Pregunté curioso al ver que me guiaba. Él no contestó, se giró a verme sonriendo.

-Es una sorpresa- Dijo y seguimos. Decidí no volver a preguntar, aunque la curiosidad me estaba matando.

El día estaba soleado, apenas y había un poco de viento.

Miré a Adrián que tomaba mi mano un poco más adelante mío, con una gran sonrisa y sus negros cabellos hacia un lado. Su rostro sin bello facial, sus blancos dientes, su pequeño tatuaje de un dragón en el cuello.

Me perdí completamente mirándolo que cuando nos detuvimos pude apreciar donde nos encontrábamos.

En aquel parque, ese al que fuimos en nuestras primeras salidas juntos. Este se encontraba casi siempre desolado, muy poca gente pasaba.

En una esquina había un par de juegos de niños, pero el resto era pasto y árboles, junto con plantas.

La nostalgia embargó mis sentidos, hacía mucho tiempo que no veníamos aquí. Lo miré a Adrián y este sonrió para tomar mi mano y dirigirnos a nuestro lugar.

Así le habíamos dicho, "nuestro lugar". Los árboles lo tapaban con sus hojas, todo alrededor de una pequeña fuente.

-Fue lo primero que pensé cuando pensé a donde ir- Rió rascándose la nuca, nervioso. Lo miré conmovido, era realmente dulce.

Cuando llegamos al punto acordado me llamó la atención la cantidad de hilos rojos atados a las ramas de un árbol.

- ¿Qué es eso? - Pregunté curioso, y Adrián sonrió nostálgico.

-Es un proyecto que habíamos acompañado con los chicos, "el árbol de la vida"- Comentó mirándome.

-Se inspiró como la leyenda del hilo rojo del destino, que unía a dos personas destinadas- Se detuvo a pensar un poco y yo volví a mirar el árbol.

- Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de las circunstancias... El hilo puede enredarse o tensarse, pero nunca puede romperse- Afirmó mirándome a los ojos.

- ¿Por qué lo ataron ahí? - Pregunté interesado, era algo extraño.

-Para concienciar sobre la necesidad de reducir residuos y contribuir, entre todos, a hacer un mundo mejor- Terminó de contar y yo lo miré sorprendido, era algo muy dulce y bueno.

Sonreí y me levanté para agarrar dos hilos que se encontraban en el suelo.

Tomé uno y despacio fui atándolo a una de las ramas. Vi de reojo como Adrián se acercaba. Me abrazó por la cadera y apoyó su mentón en mi hombro izquierdo.

Al terminar de atarlo, apoyé mi espalda en su pecho, sintiendo la ligera brisa mover mis mechones.

-Lo haremos juntos- Murmuré, tomando sus manos que se encontraban en mi estómago. Cerré los ojos y oí su risa en mi oreja.

-Gracias, Alex- Susurró y me giró, quitándome el hilo sobrante que había encontrado en el suelo.

Muy cuidadosamente ató de una punta a mi meñique y yo lo ayude a atar la otra en el suyo. Me reí divertido.

-Eres todo un caso, Adri- Murmuré viéndolo dulcemente.

-Pero soy solo tu caso perdido, pequeño- Dijo riendo.

- Y estaré contigo, ahora y siempre... Te haré sonreír, Alex- Susurró como si fuera un secreto, solamente entre él y yo.

Nos dimos un beso dulce, casto.

Sabía que no mentía, después de todo, siempre lo ha dicho y siempre lo ha cumplido.

En un futuro, ahora y siempre, yo también, te haré sonreír.

FIN

Te haré sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora