Capítulo 34

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Narrador

Ambos sentían sus corazones latir con fuerza, uno al lado del otro. No decían nada, pero el silencio que compartían era del más cómodo.

Los dos estaban metidos en sus pensamientos, que a su vez eran dirigidos hacia el contrario.

Caminaban en las calles tranquilas a paso lento. Apenas y pasaba una que otra persona o familia.

Lentamente el menor, quien había tomado el color carmesí en su rostro, fue acercándose al mayor, quien no se había dado cuenta de la cercanía del contrario.

Un ligero roce en la mano del pelinegro lo sacó de sus pensamientos, podía sentir el calor del contrario junto a su dulce esencia.

Sin pensarlo tomó la mano del más joven, que había hecho un gran esfuerzo para acercarse al otro, todo gracias a sus nervios.

Ambos continuaron el camino, pero algo era distinto. Era mágico.

Uno al lado del otro, compartiendo el roce de sus brazos con el contrario, mientras el calor pasaba de uno al otro a través de sus manos, unidas.

Una vergonzosa sonrisa se sumó a los labios del castaño casi rubio, que desvió el rostro hacia un lado ocultando un gran sonrojo; en cambio el mayor sonreía tontamente mirando al frente, de reojo hacia el más joven, demostrando su gran felicidad.

- ¿Adri? - Se oyó haciendo detener a ambos chicos, al menor de un sobresalto. Los dos giraron rápidamente encontrándose con el cuerpo de una menuda chica que ambos conocían.

Lara.

Instantáneamente el castaño pensó una sola cosa:

"Perra"

La palabra se repetía en su cabeza hasta que recordó la conversación con Adrián el día anterior recordándole que eran familia. Suspiró y ninguno dijo nada hasta que el mayor de los tres habló.

-Lara, ¿Qué haces aquí? - Dijo con falsa curiosidad, ya sabía que su prima era realmente una molestia intencional.

Ella rió mirando a Alex, quien frunció el ceño ante la mirada de la joven, la cual no pudo reconocer.

-Solo paseaba- Contestó luego de minutos en silencio.

Claramente era una gran mentira, ella iba directo al departamento en el que se encontraban hacía menos de quince minutos.

-Y yo soy el mejor artista del mundo y Alex es mi modelo- Las palabras salieron de la boca de Adrián con sarcasmo, muy notable.

La muchacha no tuvo reacción alguna y solo siguió sonriendo.

- ¿Por qué diablos apareces siempre en el momento menos oportuno? - Esta vez preguntó mirándola con fastidio y la sonrisa de ella se ensanchó aún más.

- ¿Estás insinuando que yo, tu dulce y tierna prima, te molesta? - Dijo con malicia.

En la cabeza de Alex solamente existía la confusión.

La primera vez que había conocido a la chica, ésta actuaba dulcemente y Adrián parecía divertirse mucho con ella, de igual modo que la segunda vez que la vieron.

Ahora mismo los primos no dejaban de verse con molestia y sorna, fastidio por parte de Adrián y burla por parte de Lara. Claramente en el ambiente había una gran rivalidad.

- ¿Por qué no te largas y sigues con tu vida? - Esa pregunta había llamado la atención de Alex, quien no esperaba palabras tan frías por parte del mayor.

Adrián siempre lo trataba dulcemente. A veces lo molestaba, pero siempre era con cariño y no con maldad.

Ahora mismo viéndolo realmente fastidiado, tratando de una manera para nada cortés a esa chica, le hizo sentir extraño. Por una parte, sorprendido por verlo de esa forma tan grosera y ofensiva, y por otro lado le hacía sentir especial ya sea por el trato dado por el contrario como también por que le mostraba como era él realmente.

-D-Disculpen- Tartamudeo nerviosamente Alex, intentando parar la discusión de los mayores. No dio realmente ningún resultado al ser un susurro sus palabras y ver a ambos jóvenes discutiendo con tanta energía.

-C-Chicos, c-creo q-que d-deberían parar- Ahora su voz sonaba lo suficientemente fuerte para que lo escucharan y aun así no se detuvieron. Estaban empecinados en terminar esa discusión con uno como victorioso.

Lara era hijastra de la tía de Adrián, esa que cuando murió el tío del joven se quedó con todo el dinero de este, robándoselo a la muchacha, que tuvo que pasar un infierno viviendo con esa bruja.

Ambos se apoyaron en esa situación, Adrián al tener que superar la muerte de sus padres, viviendo en una casa donde esa mujer maltrataba a todo ser vivo presente y Lara estaba incluida en ese maltrato.

Un puchero se posó en los labios del joven, ya con la vergüenza en su rostro al notar como varios paraban para ver la pelea que ya no solo se trataban de indirectas casi directas, sino más bien eran gritos e insultos.

-Ya basta- Dijo firmemente, cansado de esa absurda pelea que no hacía más que llamar la atención y herir el orgullo de los rivales.

Sus palabras casi hacen que se detuvieran más un comentario por parte de la muchacha en un susurro provocó que nuevamente se encendiera la llama del enojo.

-YA DETENGANCE, DEMONIOS- Gritó un molesto castaño mucho más bajito que los dos primos, pero el grito aquel, los hizo detenerse bruscamente. El susodicho se encontraba rojo, entre el enojo de ser ignorado y la vergüenza de ser la atención de ojos desconocidos.

Ninguno dijo nada hasta que Alex se acercó, tomando para nada delicadamente la mano de Adrián y con la otra, la mano de Lara, poniéndolos frente a frente. Ambos no creían lo que estaba haciendo aquel pequeño chico.

-Discúlpense- Dijo seriamente, dándole una extraña ternura a los dos que se encontraban peleando, realmente no había sido algo serio.

Lara había ido simplemente para divertirse molestando a su querido primo con el chico del que claramente estaba enamorado, mientras que Adrián se encontraba picado con el hecho de que por culpa de su prima su pequeño se había sentido herido.

La situación se les había ido de las manos al momento en que Adrián se había tomado muy en serio los chistes de Lara y ella se había molestado por las insinuaciones de su primo que iban dirigidas a ella.

El menor aún se encontraba al lado de ambos, expectante, esperando a que se disculparan. Realmente se habían parecido un par de niños y ambos al ser conscientes de eso agacharon la mirada como pequeños siendo regañados por su madre, dando una clara imagen de ternura a todo aquel que viera eso.

-Lo siento, Lara- Adrián fue el primero en hablar, con un calor en el pecho al ver a su Alex preocupado.

-También lo siento...- la siguiente fue Lara, quien seguía avergonzada por su inmadura actitud.

-...Imbécil- Dijo con un susurro que apenas y fue audible para los dos chicos, Adrián levantó una ceja mientras Alex estaba a punto de replicar que eso no era una disculpa, pero se detuvo al oír una carcajada por parte del chico a su derecha.

Eso realmente lo había dejado desconcertado al menor, haciéndole fruncir el entrecejo.

"Que raros son" pensó. 

Te haré sonreírDonde viven las historias. Descúbrelo ahora