Primer año

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—Maldito pueblerino.

Shoko sabe perfectamente a quien se refiere. No ha dejado de hablar del "maldito pueblerino" desde hace tres días. A Satoru Gojo le gusta molestar a los demás, es su pasatiempo favorito. Juega con las personas como un gato juega con una bola de hilo ¿Pero tres días seguidos?, es demasiado.

—No estoy interesada en saber que te pasa con el chico nuevo, pero presiento que me lo contarás de todos modos.

—Yaga le ha puesto como mi nuevo compañero de piso.

Shoko se toma unos segundos para tratar de procesar la información.—Nuestras habitaciones son individuales—. Aclara.

—Por eso, le ha puesto en el mismo piso en donde esta mi habitación, para ser más exactos, justo a lado de la mía.

— Y eso te molesta por qué...— Ahora si esta interesada en escucharle.

—Me molesta por que... — Satoru deja la frase sin terminar por que no puede explicarle a Shoko que desde que llegó el chico nuevo no ha podido dormir bien, que ya la pocas horas que dormía, han desaparecido. Que siente la presencia de Suguru como si estuviera en su habitación, que cada ruido que hace el muy cabrón le altera los sentidos. Que ya incluso se ha aprendido hasta su puta rutina matutina ( 3:00 A.M. ejercicios, 04:30 A.M ducha, 05:30 A.M. tasa de té y noticieros. A las 6:00 A.M... ¡a las 06:00 A.M el muy cabrón se sienta a ver el amanecer!). — Me molesta por que sí ¿vale? Joder, tengo derecho a que las cosas me molesten y él me molesta.

Shoko apela a toda su fuerza de voluntad, le responde con un simple —Ya.

Este curso va ser interesante.

Strawberry fields foreverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora