Cualquiera pensaría que Satoru Gojo es accionista de ese lugar. Saluda a todos por sus nombres y ellos le reconocen al instante. Las charlas que sostiene con el staff son cortas y no parecen forzadas. Es como si ellos estuvieran tan acostumbrados a verle, que saludarlo fuese parte de su rutina.
El lugar es amplio y elegante. A pesar de estar oscuro se puede observar el lujo en el diseño de las zonas del bar; la iluminación es sutil y refinada, da la ilusión de estar bajo el agua. Los tapices de los sillones son de cuero, sin embargo tienen un estampado blanco y negro con manchas abstractas. El lugar también cuenta con otras dos zonas con más de escenarios. Uno iluminado solo con luces rojas, el otro con luces azules. A simple vista se puede percibir que esa noche en ese lugar no les saldrá nada barata. La mayoría de las personas que están allí, son extranjeros o jóvenes con mucho dinero.
La música es embriagante, el sonido invade por completo sus capacidades auditivas, pero no se distorsiona en absoluto; pueden apreciar cada nota de las canciones. El beat de la música se mete en sus venas y es imposible no empezar a bailar. De hecho, a todos, con excepción de Nanami, se les da bien bailar.
(Gojo sospechaba que la incapacidad de Nanami de moverse esta más relacionada con una decisión propia ,mas que por una incapacidad real).
Satoru no tarda en poner en marcha sus planes para esa noche y ni bien se han sentado en la mesa, y llegan 3 botellas de Wisky Macallan 25 Year Old. Satoru sirve 5 vasos, y sonríe.
Shoko toma su bebida como si le hubieran ofrecido una limonada. Una parte de ella agradece el buen gusto de Satoru en Alcohol. Haibara tose mucho cuando intenta tomar el primer sorbo, siente su garganta arder, pero aun así sigue tomando. Por su parte, Nanami busca en el menú y se da cuenta que cada una de esas botellas cuesta mas de 300,000 yenes.
—Tranquilo, son un regalo de casa—. Le dice Satoru. —Tú solo preocúpate por tomar—.
Después de este comentario; y para sorpresa de todos, Nanami parece disfrutar mucho de la bebida. Al ver esto, Satoru sonríe aun más y aplaude satisfecho. Ya ha comprado al menos una docena de Macallan y esta planeado hacerles tomar cada una de ellas esa noche.
Suguru quien estaba sentado junto a él, se acerca y le susurra al oído.
—Sabes que por más que lo intentes, mi cuerpo es incapaz de emborracharse.
Satoru siente todo su cuerpo en llamas, al tener a Suguru tan cerca de su oído y cuello. Esa noche Suguru esta vestido con un traje gris y una camisa negra por dentro, la cual esta desabotonada hasta casi su ombligo, y deja ver su bien formado cuerpo. Además el muy cabrón se ha dejado parte de su cabello suelto. Es demasiada tentación para una pobre alma con la suya, si le preguntan.
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Satoru coloca su mano derecha sobre una de las piernas de Suguru y se acerca para responderle también al oído.
—Necesito a alguien que esté sobrio esta noche Suguru, desconozco en que estado saldremos de aquí. O si es que saldremos de aquí.
Al terminar de hablar, Satoru deja de sostener la pierna de Suguru, sin embargo, extiende su brazo por encima de sus hombros y aunque el sillón era bastante amplio no existe ni un milímetro de distancie que les separare.
