Animal Farm

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Habían pasado algunos días desde que Satoru y Suguru habían salido fuera del instituto por ordenes directas de Yaga. Y Nanami por fin estaba dentro del tipo de ambiente escolar en el que a él, le gustaba estar. El silencio y la tranquilidad que se palpaba en el colegio podrían igualarse a la de un cementerio (Después de todo, era un espacio enorme para tres estudiantes).

Shoko se la pasaba la mayor parte del tiempo en el laboratorio y acabándose paquetes de cigarrillo. Yaga, parecía incluso uno persona diferente, como si veinte kilos hubiesen desaparecido de su espalda. El único que parecía sufrir por ausencia de esos dos, era Haibara.

Se encontraban en uno de los edificios del ala este. Hacía un muy bien clima. El cielo era de un celeste brillante, invadido de pequeñas nubes blancas. Sentados en el piso de uno de los pasillos, Haibara se dedicaba a observar el paisaje con mucho interés, y con una sonrisa que perturbaba a Nanami.

Le perturbaba porque esa sonrisa era la más sincera que había visto en toda su vida ,y el hecho de encontrarse a alguien  que podía sonreír así, solo por un par de nubes  era más difícil de entender que los conceptos "orwellianos".

—Nanami-san ¿qué tipo de misiones crees que estén haciendo los sempais?

"Asi que no era por las nubes" pensó Nanami, y en ese momento se dió cuenta que la razón por la que Haibara sonreía, era por imaginar las "grandes batallas" y la " asombrosas misiones" que seguramente sus sempais no estaban haciendo. Nanami estaba seguro que tanto Gojo como Geto solo estaban holgazaneado.

—Si tenemos mucha suerte, una que requiera su ausencia al menos por una semana.

—Deber ser una misión muy difícil. ¿Algún día crees que no asignen misiones como esas a nosotros?

—Espero que no.

—Deber ser asombroso que confíen así en ti y en tus habilidades. Son realmente muy fuerte y buenas personas. Me pregunto si cuando regresen podría pedirles entrenar juntos. Quizás pueda entrenar con Geto-san, podría pedirle pelear en contra de una de sus maldiciones.

Nanami se preguntaba en muchas ocasiones si los "sempais" que él conocía y los que Haibara conocía, eran las misma personas. Pero por alguna razón, no se atrevía a rebatirle, algo en su corazón se conmovía por los sentimientos de Haibara. Nanami había aprendido con el tiempo, que las personas de buen corazón eran incluso más fuerte que el resto. Caer en el odio, resentimiento y envidia era lo más fácil de hacer, pero mantener buenos sentimientos y un corazón sincero requería de mucho trabajo y una fortaleza interna impresionante.

Haibara era como tener un especie de ventilador emocional. Le ayudaba a no sucumbir en el día a día. Estar cerca de él regulaba su propio humor, era el efecto contrario a pasar mucho tiempo con personas irritantes como Gojo-san.

—Podrías solicitarlo cuando regresen. ¿por qué no aprovechas el tiempo para descansar?. Puede que nuestras misiones no sean tan difíciles pero aun así, son muy agotadores.

Haibara de pronto se di cuenta del libro que Nanami cargaba a su lado. Era un libro pequeño, de portada negra, con un gran molino, y unas gallinas pintadas de amarillo y un gran cerdo pintado de rojo. "Rebelión en la Granja" podía leer en la portada.

—¿De qué se trata? —Dijo cambiando de tema.

—¿Esto? — Respondió Nanami, levantando el libro con una mano y mostrándoselo a Haibara. Este asintió con entusiasmo.

—Es una sátira sobre la revolución rusa y el triunfo del estalinismo. Escrita en 1945 cuando terminó la segunda guerra mundial. Su autor es George Orwell.

—¿Te gusta?

—La encuentro entretenida. Aunque francamente, me resulta incomodo imaginarme gallinas hablando.

Esto hizo sonreír a Haibara quien se interesó aun más por el tema. Haibara se levantó y fue hacia donde se encontraba Nanami. Hasta hace unos momento Haibara se encontraba sentando en el suelo apoyado en una de las vigas del gran pasillo, mientras Nanami se encontrar un poco mas atrás apoyado en la pared. Haibara se sentó a su lado.

—¿Puedes leer en voz alta?, me gustaría escuchar la historia—. Dijo mientras se sentaba a su lado

Nanami se sintió un poco nervioso, pero aun así procedió a leer con su voz particular y sin equivocarse ni una sola vez.

— "El señor Jones, de la Granja Solariega, había echado llave a los gallineros antes de irse a dormir..


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Strawberry fields foreverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora