Son las dos de la mañana y apenas van por la pagina 150 del manual. Satoru se aburre, y las cinco latas de coca cola que se ha tomando han dejado de hacerle efecto.
—Suguru, paremos por hoy—. Le ruega.
—Eso debiste pensar antes de responderle a Yaga. A este paso Satoru, esas tres semanas no nos van a alcanzar.
Satoru le ignora y se sube a su cama y cierra los ojos. —Solo 5 minutos, anda, descansemos solo 5 minutos y ya después puedes levantarte a hacer Yoga, meditar, tomar té y esas mierdas que haces todas las mañanas.
Suguru se abstiene de preguntarle cómo es que sabe que es lo que él hace todas las mañanas. Hay cosas que es mejor no preguntar, solo sirven para llenarle la cabeza de una esperanza inútil. Por qué es inútil tener esperanzas con Gojo Satoru.¿cierto?
Suguru se sube a la cama también y la cama es jodidamente pequeña para dos hombres que miden más de 1.80cm, están tan cerca que puede sentir el calor de la piel de Satoru, puede sentir como sus brazos se rozan, como su voz hace que todo su cuerpo tiemble.
—Cuéntame algo de ti. Le dice Satoru mientras se gira para mirarle. Suguru cierra los ojos y finje que tenerle a su lado, respirando literalmente en su cuello, no le afecta.
—Pensé que querías descansar—. Le contesta en el tono más tranquilo que logra fingir.
—Descansaré mientras me cuentas algo de ti.
—No hay mucho que contar Satoru. Vengo de un pueblo pequeño. Mis padres ni siquiera son hechiceros. Son campesinos comunes y corrientes que dieron a luz a un niño que podía ver maldiciones.
—¿Fue muy duro crecer entre no hechiceros?
—Mis padres hicieron lo que pudieron, creo que si para alguien fue duro, fue para ellos. Mi nacimiento fue una carga con la que tuvieron que lidiar y no estaban preparados para eso, nadie lo habría estado de todas formas.
Satoru puede ver la culpa que carga Suguru sobre su espalda, y quiere decirle que no es una carga, quiere decirle tantas cosas pero siempre ha sido un poco tosco para expresar sus sentimientos así que se limita a decirle:
—Me alegro que hayas entrado al instituto, me alegra haberte podido conocer.
El corazón de Suguru le empieza a latir a toda prisa, y agradece a todos los dioses que la habitaciones este a oscuras porque esta seguro que se ha sonrojado hasta las orejas. Se gira para darle la espalda a Satoru.
—Yo también—. Le responde bajito, pero Gojo es capaz de escucharle y se le planta una sonrisa tonta en el rostro y apoya su frente en la espalda de Suguru. Ambos se quedan dormidos así toda la noche.
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Strawberry fields forever
FanfictionSerie de viñetas sobre los años en el Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio de Satoru Gojo y Suguru Geto.