La Boda

1.3K 183 584
                                    

Joaquín POV

El día de la boda el cielo estaba despejado y brillante, como si las lluvias de las semanas pasadas jamás hubieran ocurrido, la familia comenzó a moverse desde bastante temprano, ayudando a cualquier cosa que se necesitara dentro de la fiesta, las mesas, sillas, el banquete y los miembros de seguridad que se encontraban en los alrededores de toda Hacienda, propiedad de un viejo amigo de familia, donde se realizara no solo el festejo, sino también la ceremonia.

Había comprado un traje rojo para la ocasión, una camisa de seda en un color melocotón, y el anillo familiar que todos esperaban verme usar, el cual después de una visita a mi joyero privado regreso con un aspecto completamente nuevo, la argolla fue sustituida por oro de catorce quilates, con una línea entera de diamantes pequeños y delicados, que terminaban rodeando la piedra como si estuviera sobrepuesta.

Opte por unos zapatos negros que, a diferencia de mis habituales botas, estos no incluían los quince centímetros de tacón, así que al verme al espejo era capaz de ver al omega que vivía dentro de mí, la figura pequeña y rasgos finos, a veces extrañaba la imagen que tenía en frente.

Salí de la casa más temprano de lo necesario para poder encontrarme con los novios antes de la boda, era parte del ritual por lo que recordaba de cuando era un niño, mi padre solía llevarles un obsequio y desearles sus buenos deseos a la pareja, ambos se encontraban en habitaciones de la Hacienda terminando los últimos detalles en sus atuendos, así que no tendría que ir de un lado a otro por la ciudad.

Decidí entrar primero con Azul, ya que probablemente en la habitación de Sian estarían todos nuestros parientes forzándome a quedarme más de un minuto y no me darían el tiempo suficiente para visitar a la novia, la camioneta se adentró por la parte trasera del lugar, Diego sería uno de los padrinos junto a Roy, así que ellos se adelantarían con Sian mientras yo visitaba a la preciosa rubia.

―Señor Bondoni. ―exclamó uno de los encargados del valet con una ligera reverencia, sonreí con modestia ante el gesto, era normal ver el miedo en los ojos de muchas personas, pero las reverencias salían sobrando a estas alturas de la vida. En mis manos llevaba una delicada caja de terciopelo negro donde guardaba la segunda joya familiar que cambiaría de dueño en tan poco tiempo.

―Señor, ¿quiere que lo lleve hasta la suite de la novia? ―musitó Mariano, que no se veía apresurado por llegar a Sian sino más bien parecía estar fuera de lugar con el par de guardaespaldas que acomodaban sus trajes torpemente detrás de él.

―Claro. ―acepté con una media sonrisa, suspiró por lo bajo y se apresuro a señalar el camino que debíamos seguir mientras los otros dos se despedían con un asentimiento de cabeza rumbo a la suite del novio. Mariano era parte de la familia por una indiscreción de uno de los alfas mayores, era considerado un pariente más entre nosotros y había crecido con sus medios hermanos desde los dos años, pero siempre parecía incomodo con cualquier otro familiar. No lo culpaba por no querer acompañar a Sian sin tenerme ahí para fingir que estaba trabajando.

Mientras recorríamos el pasillo del segundo piso, pude darle un breve vistazo a las decoraciones, era bastante natural y romántico, lo que era poco visto en una boda dentro de la mafia, aquí solo conocían dos estilos, extravagancia y parrillada familiar, el cambio era refrescante.

Después de cinco minutos caminando, nos encontramos frente a una puerta de madera cerrada por dentro, di dos toques en espera de que me dieran permiso para entrar y una de las amigas de Azul salió tímidamente con algo parecido al terror en la mirada, seguramente se hacía una idea de lo que pasaba aquí, le dediqué una sonrisa y le pedí a Mariano esperara afuera.

―Blue, el primo de Sian quiere verte. ―la rubia llevaba un vestido que encajaba perfectamente con cada detalle de su decoración, no era enorme como el de una princesa, ni demasiado simple que pudiera perderse entre los invitados, en realidad parecía una ninfa del bosque con la melena rubia y los toques delicados del vestido.

Sr. BondoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora