Joaquín POV
Lo sucedido esa noche se convirtió en rumores que pasaron de boca en boca más rápido que la pólvora, dándole inicio a una guerra silenciosa entre mi gente y la suya, peleas clandestinas, llamadas anónimas a la policía, competencias por territorio y amenazas de muerte por las más pequeñas razones. De discusiones entre pequeños grupos de guardias a verdaderas enemistades entre los líderes, estaba yendo más rápido de lo que su maldita organización podría soportar.
Emilio era un buen negociante, estaba atrayendo jóvenes alfas que morían por una prueba de este mundo, pero era un mal estratega, tener tanta gente no te servía de mucho cuando eran un montón de novatos manejando armas por primera vez, no podía convertirlos en un tirador de su nivel con un par de clases, parecía que había olvidado el tiempo que paso en entrenamiento.
Mis hombres estaban perdiendo la paciencia con los niños que se creían el siguiente Padrino, ponían en riesgo a los civiles y el trabajo de nuestra organización se veía interrumpido por sus denuncias continuas que nos mantenían en la mira, la policía respetaba los acuerdos, pero no podían ignorar completamente las llamadas que recibían cada noche.
El FBI les estaba pisando los talones por su comportamiento exhibicionista, en especial cuando su club se transformo en el lugar de moda para los más jóvenes de la ciudad, pintaban una vida idílica en las mentes inmaduras y la venta de armas sin licencia se había disparado. Sin mencionar que hacían un alarde exagerado de sus avances, era como si quisieran mostrarle a todo el mundo como funcionaba la vida nocturna de la mafia.
No podía comprender que era lo que querían lograr, dudaba que Uberto hubiera sido tan idiota para meterle ideas como esas a Marcos en la cabeza y después de trabajar tantos años con nosotros no podía pensar seriamente que ese era el cambio que necesitábamos. Estaba convirtiendo las calles en un infierno para la gente común y si todo esto era por un ego herido resultaba bastante decepcionante.
La última gota que derramo el vaso llegó casi un mes después de nuestro enfrentamiento en los muelles, un grupo armado realizo una redada en nuestro club, llevándose a todo el personal con ellos y abriendo carpetas de investigación para cada uno de ellos, incluyendo a Azul. El lugar quedo desmantelado y cintas policiales llenaban puertas y ventanas.
― ¿Qué hacemos, Señor? ―murmuró Diego deteniendo la camioneta frente al club, Sian había tenido que ir a buscar a Azul hacía una hora y por sus llamadas desesperadas sabía que tenían a todo el mundo en detención preventiva con la posibilidad de llevarlos a prisión por el fin de semana.
Alejandra iba en camino al lugar y tenía planeado alcanzarla lo antes posible, pero nos habían avisado sobre como la gente de Marcos había entrado a las instalaciones ahora vacías, destruyendo todo a su paso, pavoneándose en lo que habían hecho. No podía ver sus rostros, pero cada cierto tiempo alguna ventana se rompía y carcajadas se escuchan desde el interior.
―Llama a Andrés y dile que necesitamos hablar. Si Marcos quiere continuar con esto, vamos a tomar cartas en el asunto. ―murmuré subiendo la ventana polarizada, Mariano me miro detrás del volante y asentí en señal de que podíamos irnos, debía ir a sacar a todo el mundo de ahí antes de que se llevaran a la esposa de Sian a una prisión para mujeres. Diego se puso en contacto con Andrés al mismo tiempo en que marcaba el número de Barquín en mi teléfono, había dejado que Emilio se divirtiera por bastante tiempo.
― ¿Hola? ―respondió al segundo timbrazo, suspiré mirando los edificios quedarse atrás.
―Si quieres regresar a tu puesto, debes ir a la dirección que te haga llegar en la próxima hora. Sin retrasos, ni preguntas. ―murmuré sin darle vueltas al tema, estaba cansado de darles más explicaciones de las necesarias.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...