Joaquín POV
Al salir de la oficina el amanecer estaba sobre nosotros, llevábamos más de veinticuatro horas sin dormir y probablemente me tomaría aún más tiempo el lograr descansar, recibía llamadas cada cinco minutos pidiendo respuestas de lo sucedido con Sian, el nombre de la persona que apretó el gatillo ya había llegado a cada miembro de la familia y querían permiso para tomar venganza en sus manos.
Mientras tanto el forense se negaba a liberar el cuerpo sino hasta realizar una autopsia, aun cuando su muerte era clara y la policía había visto exactamente lo ocurrido, su negativa argumentando que debían revisarlo de todas maneras me llevó a pedir a Alejandra que se ocupara del proceso para que dejaran que le diéramos un funeral digno y que su esposa pudiera despedirse propiamente.
Emilio no podía salir de la casa a plena luz del día, no quería que nadie lo viera aquí y ataran cabos sueltos, pero tampoco quería que estuviera vagando por la casa y se encontrará con Azul, así que le pedí subiera a una de las habitaciones de invitados el resto del día, podría dormir unas cuantas horas y al anochecer Diego lo llevaría de vuelta a su apartamento.
Por otro lado, tenía a Azul vagando por la casa como un alma en pena, no la culpa en absoluto, la negación se le había ido de las manos y ahora la tristeza la embargaba, durmió gran parte de la mañana, al despertar pico algo de comida más por su cachorro que por otra cosa y luego anduvo por el jardín hasta sentarse en silencio en las mecedoras del pórtico, mirando a la nada en completo silencio, sosteniendo una taza de té entre sus dedos.
No quería dejarla sola, aun cuando respetaba su espacio, dejando que fuera ella quien decidiera hablar conmigo si lo necesitaba, preferí quedarme en casa asegurándome de que tuviera compañía, me encargué de todo desde la oficina haciendo llamadas, pidiendo paciencia a la familia y iniciando con los arreglos para el funeral. No tome decisiones importantes, pues no sabía si Azul querría estar involucrada, pero conseguí una funeraria que esperaba le hiciera todo más sencillo.
A media tarde, cuando el sol empezaba a ocultarse salí de la oficina, agotado y con un hueco en el estómago, llevaba desde la mañana sin probar bocado, pero tampoco sentía un especial apetito, en realidad quería dormir, fingir que nada de esto era real y que él se levantaría riéndose como cuando éramos niños. Tomé una ducha rápida, me cambié por ropa más cómoda y cuando me disponía a bajar a buscar a Azul, una conocida cabellera rizada se introdujo en mi habitación.
― ¿Qué haces aquí? ―musité colocándome una sudadera encima, el día estaba bastante fresco y no tenía interés en arreglarme en absoluto, había optado por un pants gris que me quedaba más grande de lo que esperaba, pero llevaba todo el día sintiéndome oprimido por la ropa, necesitaba un respiro. Se adentró completamente en el cuarto sentándose en la orilla de la cama mirándome con marcas moradas bajo sus ojos hinchados y el cabello hecho un desastre. Dudaba que hubiera dormido en todas estas horas.
―Trate de dormir, pero no dejo de pensar en la pelea que tuvimos la última vez. ―murmuró observándome a través del espejo frente a mí, tampoco pensaba arreglar mucho mi cabello, pero sino hacía algo con los chinos pronto los tendría todos alborotados y me sentía extraño cuando pasaba.
Ya estaba suficientemente confundido con el peso que sentía en el pecho y la sensación de ahogamiento que no se iba sin importar lo que hiciera. Suspiré girándome para mirarle directamente sin llegar a acercarme, no podía lidiar con sus emociones ahora mismo.
―Conociendo a Sian, seguramente leyó tus mensajes. ―murmuré encogiéndome de hombros, era raro decir su nombre ahora. Su mirada me siguió con cierto anhelo por la habitación y no supe si era por mis palabras o si seguía esperando que le consolara como a un niño. ―Si hubiera tenido más tiempo, te habría llamado para arreglar las cosas. Te quería lo suficiente para atormentarme con que te diera oportunidades de volver y de estar juntos. ―la sorpresa brillo en sus ojos por un segundo.
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Sr. Bondoni
FanfikcePodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...