Joaquín POV
Desperté aturdido en la parte trasera de una camioneta, Alejandra sostenía mi cabeza en sus piernas con el rostro pálido y el miedo plasmado en sus ojos, al frente estaban Diego y Mariano llevándonos por una carretera por la cual solo podía ver los picos más altos de los pinos pasando por la ventana, trate de levantarme ignorando la migraña, pero Ale negó deteniéndome con cuidado para que no siguiera moviéndome.
―Estoy bien, necesito saber que está pasando. ―mascullé quitándome sus manos de encima presa de la confusión, ella las apartó sin rodeos, pero al querer levantarme sosteniéndome de un brazo una punzada me recorrió el cuerpo entero poniéndome la piel de gallina. ― ¡Ah! ¡¿Qué demonios?!
―Señor, por favor no se mueva, la bala alcanzó a rozar su brazo cuando Mariano lo empujó y se golpeó la cabeza con la esquina de la mesa de la sala, tenemos que llevarlo a un hospital. ―exclamó Diego en un tono poco neutral, fruncí el ceño llevando mis dedos a la herida, la manga de mi blusa estaba mojada por la sangre y al tocarla el ardor me recorrió de nuevo.
―No, nada de hospitales, da la vuelta y regresa a la maldita casa. ―ordene recordando poco a poco lo sucedido antes de caer inconsciente, la gente de Emilio, el francotirador, la maldita pistola de largo alcance. ―Necesito un teléfono.
―Joaquín, de verdad creo que deberías ver a un médico y si volvemos ahí quien nos asegura que no terminaran con lo que iniciaron. ―sentenció Alejandra con la voz temblorosa, a pesar de haber trabajado tanto tiempo con nosotros, nunca había presenciado la cruda realidad de nuestro trabajo y podía ver la desesperación que la carcomía viva.
― ¿Dónde está Roy? ―murmuré ignorando su petición, ahora mismo tenía otras cosas de las cuales encargarme antes de prestarle atención a la maldita herida en mi brazo.
―Nos está siguiendo en la otra camioneta, no debe preocuparse por nada, la familia llegara en un minuto a la casa y terminaran con todos los que estén ahí. ―respondió rápidamente Mariano mirándome por encima del asiento.
―Detengan la camioneta. ―farfullé forzándome a levantarme a pesar del dolor.
―Señor...
― ¡Detén la jodida camioneta! ―Diego se detuvo lentamente en mitad de la nada y pude ver por el costado a Roy deteniéndose también, mi mente era un lio ahora mismo, mi omega sollozaba negando y mi lado más racional trataba de tomar decisiones, juzgándome por bajar la guardia por él. ―Alejandra préstame tu teléfono. ―la castaña lo buscó torpemente entre sus cosas y me lo entregó con manos temblorosas, hubiera querido que no presenciara todo esto, pero ya era muy tarde.
Abrí la puerta con los chicos siguiéndome de inmediato, al mismo tiempo en que Roy nos alcanzaba con el traje manchado de sangre y el ceño fruncido. Marqué el número personal de la única persona que podría ayudarme ahora y me giré mirando directamente a Roy mientras la llamada era conectada.
―Necesito que regreses a la casa, mi Numerale llevara dos cuerpos y sin que nadie te vea debes asegurarte de que la casa se queme hasta sus cimientos. Que no haya forma de que identifiquen a los muertos. ―asintió lentamente y miró a los chicos detrás de mí. ―Cuando la familia llegué, les dirás que Diego y yo no logramos salir del fuego. Si la policía pregunta solo estábamos nosotros tres adentro. Nadie aparte del Numerale puede saber la verdad. Solo hay dos cosas que necesito de la casa, hay un folder con información de Marcos en la cocina y un sobre marcado como confidencial en la oficina, sácalos sin que nadie pueda verte. ―tragó en seco volviendo a asentir y Diego me miró sin comprender que sucedía. ―Entrégale tu teléfono del trabajo y todas las identificaciones personales que tengas contigo. Si trajeron mi teléfono también entréguenlo.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...