Joaquín POV
La semana posterior al funeral mi gente comenzó a moverse, necesitábamos información de la familia Gutiérrez y que la enemistad con Marcos fuera creíble, así que les di libertad para defenderse con la única condición de que no quería más muertes innecesarias, por su parte Emilio retomó sus actividades causando estragos en la ciudad y mi relación con el FBI se volvió más tensa, no permitía que Eduardo se acercara a mi casa, ni que quisieran agregar patrullas a los alrededores de nuestro territorio sin autorización previa.
Las notas de amenaza aumentaron desde entonces, mi guardia había tenido que doblarse y las cámaras rodearon cada centímetro de la entrada hasta el jardín. La casa ya no era un lugar seguro para proteger a Azul, pero sabía que la estaban buscando como si se tratara de un criminal, así que no podía dejarla regresar a su casa tampoco. Decidí entonces que lo mejor por ahora era mandarla tan lejos como me fuera posible.
― ¿Boletos de avión? ―murmuró mirando fijamente los documentos que acababa de entregarle, estábamos en la cocina compartiendo una taza de té antes de irme, se volvió una costumbre pues me daba al menos la tranquilidad de que comiera por las mañanas.
Su semblante no había mejorado mucho, se esforzaba por salir de la cama e incluso habíamos tenido que llamar a un médico que la revisara pues cada día estaba más pálida y decaída, él nos advirtió que si Azul no lograba relajarse en los meses siguientes podría afectar al cachorro, llegando a perderlo. Le había preguntado si podía viajar al llevarlo a la puerta, dijo que estaría bien mientras llevara se estabilizara un poco antes de partir, es decir, que volviera a comer y saliera de la cama por decisión propia.
―Sé que te prometí que volvieras a tu casa en el menor tiempo posible, pero tendrás que confiar en que si no cumplo mi palabra es por una buena razón. ―musité tratando de revelar la menor información posible, no quería que la usaran si se abría una investigación, ella debía ser ignorante de todo el tema y mantenerse alejada de la línea de fuego.
―Pero no conozco a nadie en Italia, no he estado ahí nunca, ni siquiera hablo el idioma, si algo pasa... ―sus manos fueron directamente a su vientre y me miró consternada, suspiré poniéndome de pie para limpiar la barra. Se había terminado las tostadas que le ayudaba con los ascos y la mitad de un bol de frutas. Era buena señal que estuviera preocupada de vuelta por el cachorro.
―En cuanto llegues va a recibirte alguien de mi total confianza, ella va a cuidarte hasta que puedas volver y si llegas dar a luz allá, ella habla un perfecto italiano y sabrá exactamente a donde llevarte. ―expliqué colocando los platos en el fregadero, antes de volver a mirarla. ―Van a tener seguridad todo el tiempo y su paradero será secreto. Mi prioridad es que estés tranquila y segura el resto de tu embarazo.
― ¿De verdad no puedo regresar a nuestra casa? ―suspiré pesadamente y negué un tanto apenado.
―La ciudad se está volviendo cada vez más peligrosa para cualquier miembro de esta familia, ellos tienen tu nombre desde hace tiempo y si te vuelves un peón en este juego, no me lo voy a perdonar. ―murmuré con un hilo de voz fijo que le erizo la piel. ―Confía en mí ¿de acuerdo?
Miró de vuelta los boletos y asintió acariciando lentamente su vientre, se notaba nerviosa, casi triste con la partida, pero por lo poco que había llegado a conocerla, sabía que si no estuviera segura no me escucharía sin importar lo que dijera.
―Necesito muchas de mis cosas que están en la casa si este viaje será largo. ―respondió después de un largo silencio, asentí en señal de comprensión y llamé a Mariano para que se hiciera cargo de recoger todo lo que Azul le pidiera. ―Puedo ir yo misma a buscarlo, no tienes que pedirles que hagan eso.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...