Cariño

1.3K 178 490
                                    

Emilio POV

Desde el momento en que salí de la casa de Joaquín aquella noche meses atrás, un montón de emociones se arremolinaban en mi cabeza cada que pensaba en él, desde la frustración, hasta el deseo incontrolable que no podía satisfacer, quería estar enojado con él, odiarlo por humillarme de esa manera, por Dios, me había tenido al borde en un ruego desesperado y ni siquiera parpadeo para rechazarme, pero la patética verdad era que no estaba furioso, no quería una venganza, ni buscar otra pelea, solo quería volver a verlo.

La frustración empezó a controlarme al poco tiempo, no importaba cuantas veces tratara de encontrármelo por casualidad, él siempre era más rápido en evitarme, nadie quería darme información de su paradero y por más que lo intentará, no iban a dejarme entrar a su casa sin su permiso, llegué a un punto en que quería regresar a esa maldita habitación, poder tocarlo de nuevo sin importar las condiciones. Y cuando Sian anunció su boda, lo vi como la oportunidad perfecta para acercarme de vuelta, el problema era que verlo ya no era suficiente, necesitaba más, quería que él me anhelara con la misma desesperación con que yo lo añoraba.

La idea de llevar a Nikolas parecía desesperada al principio, pero en el fondo esperaba que verme con alguien más cambiaría su forma de pensar, dejaría de evitarme y aceptaría que esa noche sintió lo mismo que yo. No era un plan maestro, apenas era capaz de soportar a Nikolas en un buen día, tenerlo colgando de mi brazo mientras Joaquín me ignoraba olímpicamente me tenía de un humor insoportable, quería irme a casa y ahogarme en alcohol hasta que mis sueños me mostraran lo que claramente no tendría aquí.

―Por fin, la mesa de postres está abierta. ¿Quieres que te traiga algo? ―negué sin siquiera mirarlo, me dolía la cabeza y el whiskey no surgía efecto tan rápido como me gustaría. ―Te traerá algo de todas maneras. ―suspiré pesadamente sintiendo como se levantaba y se alejaba de la mesa dejándome solo por primera vez en toda la tarde.

―Hola. ―levanté la mirada hasta Alejandra, ni siquiera sabía que estaba aquí, la mayor parte de los invitados me trataban como si hubiera mandado matar yo mismo a Uberto y el resto ni siquiera sabían quien era, así que me había mantenido alejado de la fiesta, lo suficiente para no darme cuenta que la única persona que no me odiaba todavía, estaba ahí.

―Hola. ―murmuré sin muchos ánimos, ella tomó asiento a mi lado sin esperar una invitación, debía admitir que era una mejor compañía que la que tenía hacía un minuto. ―Creí que no te gustaba venir a estos eventos. ―añadí dejando el vaso vacío en la mesa, varias veces Uberto la invitó a bodas y festejos de la familia, pero siempre encontraba una sutil manera de negarse, casi siempre ponía como excusa que no debían mezclarse negocios y placer, aunque había llegado a la conclusión de que quizás le aterraba estar entre nosotros.

―Esta boda es diferente. ―musitó encogiéndose de hombros, llevaba una copa de champaña con ella y sonreía abiertamente. ―Nadie está forzando a nadie, los novios se ven verdaderamente felices y el jefe no me persigue para convencerme de unirme con uno de sus muchos parientes omegas con la esperanza de tener una abogada en la familia de manera permanente. ―sonreí sin gracia y asentí en señal de comprensión, después de la muerte del viejo Señor Bondoni, me había dado cuenta de las diferentes versiones que tenían las personas de lo que era estar cerca de él y debía admitir que quizás no era tan majestuoso como creía. ― ¿Qué hay de ti? Se suponía que no soportabas a Nikolas.

―Todos aquí me ven como un paria, supuse que traer a alguien me idolatra ciegamente lo haría menos incómodo. Me equivoque por supuesto. ―mentí con la primera idea que me vino a la cabeza, no quería que más personas estuvieran enteradas de lo que pasaba entre Bondoni y yo, ya era difícil sobrellevar la situación para que terceros me preguntaran sobre nosotros.

Sr. BondoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora