Emilio POV
Todo cambio de un minuto a otro, sus intensos ojos cafés volvieron a mirarme en la oscuridad, su pequeño y delicado cuerpo regresó a mis brazos y esa sonrisa de sabelotodo volvió a reinar la ciudad. Al final Joaquín tenía razón, este siempre fue su juego, todos seguíamos sus reglas y jugábamos en su terreno, podíamos pretender que llevábamos ganada la partida, pero en cualquier momento él mostraría sus cartas, destruyendo las esperanzas de cada persona involucrada.
Las apuestas se hicieron grandes, Nikolas lo perdió todo, incluso aquello que nunca llegó a tener, yo perdí el puesto que puse en juego desde el principio, Joaquín perdió un monto bastante alto con Sian, pero supo regresar como solo los expertos podrían hacerlo, ahora solo quedaban dos personas en la mesa, barajeando sus opciones, intercambiando poco a poco las cartas ocultas, hasta ese instante en que ambos debían bajar sus manos mostrando al ganador y el perdedor no solo se iría con las manos vacías.
―Me tomo un tiempo conseguir todas las pruebas contra ti, pero terminamos justo donde sabía que lo haríamos. ―exclamó Eduardo dejando caer un folder sobre la mesa, mis manos estaban esposadas a la mesa así que no podía revisarlo, aunque lo tuviera a dos centímetros y él lo sabía. Llevaba tres días encerrado, sin poder ver a nadie y sin tener idea de que estaba planeando Joaquín que le tomaba tanto tiempo, pero seguro de su palabra. ―Sé que estás detrás de todos los asesinatos en la ciudad en los últimos dos años y tenemos pruebas de tu trabajo junto a los Gutiérrez. Deberías ahorrarnos tiempo confesando y quizás consigas un trato si nos hablas de todos los demás involucrados.
―De verdad te molesto que Joaquín me eligiera. ―musité con una media sonrisa, sus pasos se detuvieron en mitad de la habitación y me miró con el ceño fruncido. ―Lo entiendo, es el omega más atractivo que he conocido en mi vida, cada que aparece en una habitación, logra que el mundo entero giré entorno a él con solo una mirada y cuando se quita el uniforme de jefe de la mafia, es el omega más hermoso que puedas imaginarte. ―su cuerpo se tensó y le sonreí con burla. ―Claro que eso es lo único que puedes hacer, porque él jamás te dejaría verlo de la forma en que me permite hacerlo a mí.
―Es bastante triste que no te hayas dado cuenta aún, pero no te eligió, eres solo un señuelo, el FBI va detrás de ti y a él lo dejan tranquilo. ―respondió con seriedad, asentí sin borrar la tranquilidad de mi rostro, Joaquín llevaba mi marca y dijo que tendríamos un cachorro, éramos una familia, no podía convencerme de lo contrario. ―No lo ves ¿verdad? Solo pon atención, te deshiciste de todos sus enemigos y él ni siquiera salió implicado, eras el sospechoso número uno en su asesinato, un plan que armo él mismo, pero en el que terminaste siendo el único representante.
―A ver si entiendo, fuiste tú él me que señalo como el culpable en todos esos cargos, pero debo creer que Joaquín fue quien me puso aquí. ―murmuré recargando los codos sobre la mesa, mirándole con una ceja alzada. ―Debe ser difícil unir todas las mentiras que dices, le das una versión a tus superiores, una a Joaquín, otra a mí y la más cruel de todas a Nikolas. ―su cuerpo se detuvo completamente, incluso podría jurar que había dejado de respirar cuando aquel nombre fue pronunciado.
No quería ver a Nikolas como una pobre víctima, pero cuando pensaba en la forma en que los omegas eran tratados, él solo era un peón en las trampas de Barquín, lo utilizó porque sabía que podía, igual que yo lo hice, utilizamos su vulnerabilidad para nuestros planes, la única diferencia era que él estaba dispuesto a que lo mataran para salirse con la suya. No tenía intención de buscarlo o protegerlo, porque entonces sus preciados valores se verían comprometidos.
― ¿Cuál es la verdad? Soy yo la mente maestra detrás de todo el caos de los últimos dos años o lo es Joaquín. Tu destinado era Nikolas o sigues confiado en que será Joaquín. Estás aquí por tu idea de la justicia o solo quieres desaparecerme para quedarte con lo que es mío. ―tragó en seco, pero levantó la cabeza acercándose hasta sentarse frente a mí fulminándome con la mirada.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...