Joaquín POV
Nunca había estado en su apartamento, conocía el edificio desde su exterior, pero era la primera vez que podía ver el lugar donde vivía en realidad, no era muy grande, era el espacio perfecto para una persona, la cocina, comedor y sala eran un concepto abierto, había una recamara que no lograba ver desde donde estaba y una enorme ventana que daba una vista de la ciudad, los muebles eran en tonos cálidos y oscuros, la decoración no era muy detallada, tenía apenas un par de fotos en marcos en las que en la mayoría aparecía Sian, también había un librero con bastantes títulos que solo podía preguntarme si en realidad llegó a leerlos todos.
No sabía que esperaba encontrar en su departamento, nunca llegué a imaginarlo y aun así cada cosa que veía encajaba perfectamente con la imagen de Emilio, simple y acogedor.
Le pedí que me llevara ahí ya que era imposible ir a mi casa y aun no tenía un lugar donde quedarme para que pudiéramos hablar en privado, él no había dicho nada en todo el camino, mantenía el rostro imparcial y lo más cercano que habíamos tenido a una interacción había sido su brazos rodeando mi cintura al salir del club.
―Estás muy silencioso. ―murmuré mirándole desde el otro extremo de la sala, sus ojos me seguían por la habitación sin decir nada, como si fuera un fantasma que le perseguía en la oscuridad. ―Creí que tendrías preguntas al verme.
―No tengo permitido hacer preguntas. ―musitó sin alterar al menos un poco su rostro o su tono de voz. Mi omega se encogió confundido, en el fondo esperaba un recibimiento más entusiasta que este, pero tampoco podía culparlo por reaccionar tan estoicamente.
― ¿Estás molesto conmigo? ―murmuré sin saber como abordar el tema, era difícil definir ahora mismo sus emociones, lo que resultaba aun más extraño cuando sabía que Emilio solía ser una hoja en blanco cuando se trataba de ellas. Se encogió de hombros y camino hasta la ventana sentándose en la orilla de esta apartando la mirada de mí.
―Sé que no te gusta cuando dejo que mis emociones me controlen. ―masculló en ese maldito tono indescifrable, suspiré pesadamente acercándome a él hasta tomar su rostro entre mis manos para que me mirara a los ojos, no se apartó, ni hizo afán por hacer más grande el contacto, tan solo me permitió estar ahí.
―No me gusta que finjas ser alguien que no eres. ―susurré llevando mis dedos hasta sus rizos, tenía grandes ojeras bajo sus ojos y el lugar parecía deshabitado por el polvo que llenaba las estanterías, sabía que el puesto te quitaba más de lo que podía llegar a darte, pero esto era más de lo que esperaba.
―Ya no estoy seguro quien soy, antes de que llegaras me consideraba bueno en mi trabajo, cuando apareciste me convertí en un extranjero en mi propio territorio, todos me llamaban un traidor y por momentos me considere precisamente eso. Luego me dejaste entrar a tu casa, me hiciste parte de tu vida y quise ser la persona que tú necesitabas a tu lado. Cambie todo lo que era por ti, solo para perderte. ―el hueco se hizo más profundo y sus ojos me mostraron el desconcierto del que era víctima, estaba tan perdido en mi propio dolor que nunca me detuve a pensar en el suyo. ―Me dejaste en el lugar donde me imagine tantas veces, me convertí en la persona que me pediste que fuera y ahora me dices que estoy fingiendo. Dime tú quien se supone que soy. ¿El Emilio emocional que es una carga en tus planes o el Emilio controlado que pretende ser alguien más?
―Nunca dije que fueras una carga. ―respondí de golpe cuando la pena embargo a mi omega.
― ¿Entonces porque te fuiste? ¿Por qué ocultarme que toda tu muerte era una escena montada? ―masculló tomándome de la cintura solo para alejarme de su lado, tragué en seco y él se puso de pie poniendo distancia entre nosotros. ―Lloré tu muerte, Joaquín. Llevó semanas enteras buscando al maldito que te alejo de mi lado y nos quito la oportunidad de tener una vida juntos, pero ahora estás aquí como si nada hubiera ocurrido.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...