Joaquín POV
Las luces del cuarto estaban apagadas, las cortinas continuaban cerradas y su cuerpo se movía torpemente en el centro de la cama jadeante y cansado, había colocado una cinta tapando sus ojos para alterar a su alfa con el aroma en la habitación, por lo que le era imposible verme desde la cama, mientras detenía el aparato que expulsaba las feromonas y abría ligeramente la ventana, dejando que la brisa se llevara el rastro que lo tenía tan desesperado.
― ¿Joaquín? ―susurró con la voz ronca, suspiré pesadamente acercándome a la cama para quitarle el venda de los ojos con cuidado, su pecho subía y bajaba, y parpadeo un par de veces tratando de distinguir las figuras en la habitación.
― ¿Pasaste buena noche? ―exclamé con una media sonrisa, eran pasadas las tres de la mañana, tenía aquí desde las nueve de la noche, aún le quedaban unas cuantas horas de celo, pero la tortura probablemente lo había dejado peor que Barquín.
No respondió, tan solo me miraba respirando con lentitud como si tratara de recuperar el aliento, no había enojo en su rostro y la desesperación también parecía haber desaparecido, pero no podía describir lo que veía como tranquilidad.
― ¿Puedes soltarme ahora? ―murmuró tragando en seco, solo entonces observe las esposas en sus muñecas y tobillos, había marcas rojas en su piel por la lucha que hizo para tratar de zafarse. Me puse de pie, caminando hasta el cajón donde guardaba las llaves de cada par de esposas, comencé con las que tenía en los tobillos y volví a sentarme a su costado para estirarme sobre su cuerpo para quitar las que sostenían sus manos a la cama.
―Listo, puedes irte ahora. ―musité guardando todo de vuelta en el cajón, esperando que saliera de ahí tan rápido como le fuera posible, sin embargo, sus manos tantearon el colchón hasta que dio con mi cuerpo, fruncí el ceño y me atrajo contra su cuerpo tomándome por sorpresa. ― ¿Qué estás haciendo?
Su rostro descansaba contra mi pecho y sus manos se aferraban a mi ropa, tratando de recuperarse, mi cuerpo entero se tensó por la cercanía, ya tomaba demasiado de mi autocontrol ignorar el aroma que desprendía, para que ahora se colgara de mí como un niño asustado. Aun así, lo único que era capaz de pensar era en las palabras de Sian, lo había torturado de una manera tan parecida a la que usaban contra los omegas que ahora me sentía enfermo.
―No quiero irme. ―respondió una vez logro encontrar su voz, suspiré pesadamente tomándole por los hombros para alejarlo lo suficiente para mirarle a la cara, yo era capaz de sacrificar cualquier cosa por esta familia, pero era bastante claro que él no y tenía que asegurarme de sacarlo de aquí antes de que sus vagos deseos se volvieran incontrolables. ―No voy a marcarte y no volveré a tomarte como una apuesta o un juego, solo necesito esta noche.
Sus ojos antes feroces e incandescentes llamas que mostraban la rabia y frustración que le causaba tener que rendirme cuentas, ahora parecían dos pozos acuosos que rogaban por mí, sabía que era el celo lo que hablaba, un deseo puramente animal que le doblegaba lo quisiera o no, era lo que cualquier omega vivía al menos una vez en su vida, pero en un alfa resultaba tan fuera de lugar que me tomo un rato poner mi mente sobre el carril de nuevo.
―Este juego entre nosotros, no va a llevarnos a nada. ―murmuré tomándome de la barbilla para forzarle a enfocar su mirada en la mía. ―Podemos seguir compitiendo por cualquier piedra en el camino, tratar de demostrar que somos mejores que el otro en cada paso que damos y convertir la discusión en una guerra sin precedentes, pero lo cierto es que no tengo tiempo para jugar contigo. ―frunció el ceño confundido y le solté antes de bajar tomando sus manos para apartarlas de mi cintura. ―Tu dócil actuar es resultado de tu celo, una vez terminé volverás a ser el incontrolable alfa que se niega a seguir órdenes. Si te doy, aunque sea una noche, nuestra relación se volverá más complicada de lo que ya es.
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Sr. Bondoni
FanfictionPodemos pretender que somos buenas personas, fingir que somos capaces de amar y que esto no es más que un juego de poder, pero ambos sabíamos en que nos estábamos metiendo cuando te deje entrar en mi cama. Es mi lugar lo que deseas, lo vi en tus ojo...