Despido

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Joaquín POV

Pasaron exactamente dos semanas sin escuchar de Marcos, según sus compañeros de guardia, se había desvanecido después de nuestro encuentro y no estaba presentándose a su trabajo, Alejandra no volvió a recibir llamadas para sacarlo de la estación y Sian se pasaba la mitad del día enviándole mensajes con el rostro lleno de preocupación.

Estaba curioso de saber si me había tomado la palabra, pero no lo suficiente para preguntar por él, así que ordene que se cubriera su puesto y que a partir de ese momento quedara fuera de cualquiera asunto de nuestra familia, fue una sorpresa inicial para esas personas que se sentía como hermanos al haber iniciado juntos en esto, pero los más listos sabían que era mejor no cuestionar al jefe.

Después de eso recibí un par de informes de personas ausentándose de sus puestos, eran una porción pequeña comparada con todos aquellos en nuestras filas, pero supuse que eran los seguidores de Marcos, ninguno era de vital importancia para nosotros y a la gran mayoría ni siquiera reconocía de nombre.

Llenamos sus lugares en un abrir y cerrar de ojos, teníamos personas matándose por subir en la jerarquía, alfas, betas e incluso empezábamos a tener un par de omegas probándose a si mismos que podían hacerle frente a cualquiera, así que las ausencias no surtieron efecto en nuestro territorio. El único que parecía estar en una encrucijada era Sian, que miraba a sus viejos amigos desaparecer y por lo que sabía, había recibido un par de llamadas citándolo para hablar de asuntos privados.

No importaba cuanta confianza tuvieras en la gente, era importante siempre ir un paso delante de las personas que tenías cerca, en especial aquellos que se dedicaban a cuidarte las espaldas. Por mucho que quisiera a Sian, no podía tolerar que tuviera un verdadero dilema sobre lo que debía hacer, no podía servir a dos amos y era momento de que cortara esa relación con Marcos o se fuera igual que los demás.

Tenía planeado hablar con él esta misma noche después de tratar con un par de asuntos con Barquín, la información que había pedido le había llevado a un caso más grande lo que esperaba con una de nuestras familias rivales, aparentemente se habían metido en la trata de personas y estaban ligados con cientos de desapariciones de cachorros y omegas a lo largo del país. Lo que rompía totalmente con las reglas de la mafia original.

Nunca dañas a civiles.

Nuestros asuntos, aunque ilegales en su mayoría, eran manejados con el mayor cuidado posible, las personas fuera de este mundo no debían siquiera notar nuestra presencia y los cachorros eran sagrados.

Eduardo había quedado a cargo del caso ya que era el único que podía acercarse a mí a pedir información, toda la familia sabía de esto, teníamos conexiones internas desde varias generaciones atrás, así que no les parecía extraño que tuviera mi propio infiltrado, en realidad todos estuvieron de acuerdo en cooperar con ellos para terminar con esa red.

Este era el problema de los nuevos mafiosos, creían que todo se manejaba como una película y que con poner a la policía en jaque lograrían abrirse paso más rápido, sin mencionar que la mayoría de los involucrados eran hijos de millonarios y/o políticos, siempre habían tenido todo lo que querían, sus padres les hicieron creer que el mundo era suyo. Todo esto era un juego para ellos.

El problema era que se habían metido a un mundo que no era suyo y estaban por aprender a la mala que no podían tenerlo todo.

―Pondremos hombres a vigilar en estos puntos. ―musitó Eduardo, señalando los lugares en un mapa sobre la mesa, no era mucho mayor que yo, había cumplido veintiséis hacía dos semanas y aun así sentía que estaba tratando con un policía veterano que se negaba a aceptar la nueva tecnología. Le miré fijamente siguiendo los puntos en el mapa y asentí, eran nuestras calles. ―Queremos que crean que es una investigación sobre los Bondoni.

Sr. BondoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora