XX

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"𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒂 𝒑𝒓𝒐𝒙𝒊𝒎𝒂 𝒗𝒆𝒛, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒚𝒂 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒓𝒐𝒙𝒊𝒎𝒂 𝒗𝒆𝒛, 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂"

—Ravn, Ravn, déjalo—Pedía la señora Yeo, tomando a Youngjo del brazo para que dejara de abrazar a Hwanwoong.

Habían estacionado a un lado de la carretera para así poder ayudar al menor, pero Youngjo no soltaba al inerte cuerpecito del peliuva, el chico simplemente se negó, sin dejar de llorar.

—Ravn, sólo está desmayado, tranquilo—Intentó calmarlo, pero su tono sonó más brusco de lo que quería, Youngjo simplemente no le hizo caso, la mujer suspiró para tranquilizarse, corrió unos mechones de cabello de su rostro y volvió a dirigirse al pelirrojo—Ravn, te enseñaré—La mujer soltó el brazo del joven para tomar su mano en su lugar.

El pelirrojo se dejó, la mujer buscó con dos de sus dedos el punto en el cuello Hwanwoong, para luego hacer lo mismo con los dedos del jóven, Youngjo sintió el pulso, la sangre corriendo.

Se permitió respirar con más tranquilidad, su cerebro no podía pensar más que lo peor.

—Sólo se desmayó, Ravn—Habló la mujer, su tono ahora era tranquilo—Pon una mano en su pecho, vas a notar que se mueve, está respirando ¿Bien?

El chico le hizo caso, sintiendo su mano levantarse por la respiración y bajar de nuevo con la exhalación.

La señora Yeo limpió las lágrimas en el rostro del más alto con delicadeza, unos últimos temblorosos sollozos salieron de los labios de Youngjo.

—Hwanwoong sólo está durmiendo, Ravn—Mencionó la mujer, corrió unos mechones azulados que se habían pegado al rostro del pálido—Pero no debes asustarte así, sólo le haces daño a Woongie, debes estar tranquilo y él se relajará también ¿Sabes?—El chico asintió—Muchos desmayos ocurren por el miedo, Ravn, Hwanwoong es bastante susceptible también, ya lo conoces—Como si hubiera escuchado su nombre, Hwanwoong se removió un poco, su ceño se frunció un segundo—Ya va despertando—Dijo la mujer con una sonrisa, Youngjo suspiró con tranquilidad—Deja que esté con la cabeza erguida, normal, nada de echarla hacia atrás—La mujer sacó un pañuelo de tela de su bolsillo, reemplazó la sucia servilleta con eso.

Youngjo miró a Hwanwoong con alivio, sonrió cuando vió a la señora Yeo dejar un beso en la frente del chico, en forma maternal.

—Eres fuerte Youngjo—Dijo—Con cosas así, más que fuerte, debes ser frío. Ya sabes cómo actuar, querido.

El chico asintió, con una pequeña sonrisa en los labios, la señora Yeo acomodó un poco los cabellos de su hijo, quien murmuró bajo ante el tacto, aún dormido, sin más, cerró la puerta del asiento trasero para volver al frente junto a su esposo.

—¿No deberíamos llevarlo de nuevo al hospital?—Preguntó el pelirrojo, sosteniendo el pañuelo debajo de la nariz de Hwanwoong.

La señora Yeo lo miró por sobre su asiento e hizo una mueca.

—No nos dirán nada distinto a lo que ya sabemos—Hizo una pausa—Creo que lo mejor sería llegar a Ansan.

El doctor observó atentamente la imagen en la pantalla de la computadora, frunció un poco el ceño y anotó algunas cosas en una libreta.

—Woongie, ya eres libre, cámbiate tranquilo que te están esperando afuera—Dijo por el micrófono, su sonrisa se notaba en su voz, el hombre volteó hacia Youngjo y la señora Yeo—Seré rápido—Dijo, enfocándose en Youngjo—Lo que sea que le esté ocurriendo a Hwanwoong, no es por su tumor.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora