XXVI

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"𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒈𝒐...𝑷𝒐𝒓 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆"

—Hyung ¿Qué escribes?—Preguntó Dongju, inclinándose un poco hacia el cuaderno entre las manos del bajito, automáticamente Hwanwoong apartó el objeto—Bien, bien, no lo leeré—Se tiró hacia atrás.

Era de tarde, el cuarto blanco se había llenado de regalos de múltiples colores, entre globos, flores y peluches.

Se encontraban ellos dos en la habitación, ya que Ravn y Leedo habían salido a comprar algo de comer, galletas y café, ya que lo que servían en el hospital era sólo para Hwanwoong y además, todo era insípido.

Todos concordaban que debían recibir algo mejor.

XionLlamó cuando cerró su cuaderno,sentándose en la camilla para mirar mejor a su amigo—¿Cómo es-tán tus pi-ernas?Preguntó, señalando su silla.

El albino sonrió.

—En la última sesión de la terapia di mis primeros pasos—Dijo sonriendo con evidente alegría—Iba con andador y tenía a la terapista sosteniéndome, pero... Fueron mis pasos—Hwanwoong sonrió, aplaudiendo de manera suave—Creen que para dentro de unos meses pueda caminar por completo—Dijo—No bien, tampoco podré caminar a largas distancias, pero... Sin andador, sin caerme, ni nada de eso. Es poco, pero creo que podré caminar desde mi cama hasta el baño por mi mismo, está más que perfecto, por supuesto, va a ir en aumento, algún día podré subir escaleras, podré caminar desde mi casa hasta la de Leedo e incluso... Podría llegar hasta la escuela, hasta ahora... Continuaré mejorando, todo lo posible por... No sé—Se encogió de hombros—Llegar a correr maratones, quizás hasta ganarlos.

El menor tenía un brillo muy bonito en sus ojitos, bastante llenos de alegría, de sueños y metas, su sonrisa era amplia, haciendo una gummy smile repleta de seguridad.

Se vale soñarMurmuró Hwanwoong para luego negar—Lo lograrásDijo, totalmente convencido.

Xion sintió toda la honestidad y la seguridad que Hwanwoong le estaba dando con sólo esa mirada de apoyo y su linda sonrisa.

—Tú también lo harás hyung—Dijo el menor, aunque se refería a un tema totalmente distinto a los maratones, uno más real y cercano a todos esos sueños y deseos que ya vivían en su imaginación.

La sonrisa del bajito tembló, pero asintió ligeramente, la puerta de la habitación se abrió de golpe.

—¿Es que te trajeron más flores en lo que no estábamos?—Preguntó Leedo, su voz estaba demasiada elevada para el silencio de aquella habitación. Hwanwoong frunció el ceño al sentir el tono de su voz molesta—¿La gente no entiende que es horrible dejarle flores a alguien en un hospital? tiene pinta de funeral o cementerio.

—Leedo ¿Puedes callarte?—La pregunta de Youngjo sonó más como una orden.

El peliverde apretó sus labios, formando una sonrisa recta mientras se acercaba una silla cerca de su novio, entregándole el vaso de café que había traído.

Por su lado, Youngjo se sentó al borde de la camilla, dejando que Hwanwoong se apoyara junto a él y compartieran el vasito de cappuccino.

Él no era tan fan de la mezcla del chocolate con el café, lo prefería solo, lo compró porque sabía que era casi la única bebida que le gustaba a Hwanwoong.

Había tenido que declararlo propio para poder pasar, ya que no permitían ingresar comida para los pacientes, pero a su pequeño lo pondrían en ayunas pronto para su cirugía, merecía un lindo cappuccino antes de no comer nada por doce horas.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora