XXV

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"𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒗𝒂𝒅𝒂, 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏𝒂"

Al tercer día sin medicamentos, Hwanwoong levantó fiebre y al primero que acudió fue a Youngjo.

Permaneció en cama todo el día, con su novio colocando trapos fríos sobre su frente cada cinco minutos.

La señora Yeo había llamado a su médico en cuanto Ravn le había informado sobre la fiebre del menor, el doctor le había recomendado no darle un medicamento muy fuerte, así que apenas había logrado tapar un poco el dolor con una pequeña pastilla de supuesto sabor a frutilla, la cual no le gustó para nada, ya que claramente no tenía dicho sabor.

—Prueba dormir un rato—Le sugirió su novio, sentado en el borde de la cama, Hwanwoong negó.

Quiero es-tar des-pierto.

—Tendrás tiempo para eso luego, bebé—Dijo el de cabellos rojizos—Pero dormir te aliviará el dolor, Woong, no me gusta verte así.

Y si no tengo ti-empo—Dijo el menor.

Youngjo se quedó en silencio unos cuantos segundos.

—¿Qué?

Y si y-ya no me queda m-más ti-empo, Ravn—Su voz se rompió un poco por el llanto que estaba luchando por aguantar.

Youngjo negó.

—No digas esas cosas, Hwanwoong—Dijo, su tono de voz salió más brusco de lo que esperaba—Tienes tiempo, te queda tiempo, te queda mucha vida por delante... Solo, no pienses en esas cosas.

Hwanwoong se mordió el labio, guardando todas sus palabras.

Youngjo se inclinó sobre él para besar la punta de su nariz y luego sus labios, de forma suave.

Al separarse, Hwanwoong permaneció con los ojos cerrados, Youngjo llevó una mano hacia su mejilla, acariciando con ternura y sonriendo por lo suave y esponjosa que era la piel de su novio.

—¿Quieres que me quede a tu lado hasta que logres dormir?

El chico sonrió levemente.

Quiero que te que-des a mi lado—Murmuró el peliuva, abriendo los ojos y mirando los gatunos de Youngjo, apenas a centímetros de distancia—No ten-go sueño.

Youngjo asintió.

—Bien—Dijo—Será lo que mi bebé deseé.

Luego de unos minutos, el peliuva estaba por cambiar el trapo a uno más frío, cuando de repente su celular comenzó a sonar, miró el contacto en la pantalla.

—Adivina—Dijo Youngjo, antes de contestar—Hola Hyejin... Deja de decirme calvo... Sí, sí está conmigo... Bien, aguarda—El chico separó el teléfono de su oído y lo colocó en altavoz—Anda, te escuchamos.

—¡Hola Woongie!

Hwanwoong sonrió, por más que la chica no lo viera.

Hola, Hye-jin noo-na—Murmuró.

Me encantaría ir a verte, pero en el trabajo no me dan días libres para viajar hasta allá, cariño, pero nos veremos pronto ¿Si?—El peliuva le dedicó un sonido afirmativo—Todo saldrá bien, Hwanwoong, lo sé, Namjoon también te manda saludos—Continuó la chica—Pero les vengo a dar una noticia muy, muy importante que los pondrá muy, muy contentos.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora