XXVIV

17 5 0
                                    

"𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒕𝒂𝒍 𝒚 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒕𝒖 𝒆𝒓𝒆𝒔"

—¿Tienen todo, pequeños?

Los dos jóvenes asintieron hacia la mujer.

La pareja estaba acomodada en el sillón de la sala de estar, con Youngjo sentado y Hwanwoong recostado sobre este, apoyando su cabeza en las piernas de su novio, ambos estaban con sus celulares, el mayor descargaba canciones para el viaje y el menor hablaba con Dongju sobre que estaban por regresar, relajándose un minuto antes de que no tuviera internet por el resto del viaje.

—Me gustaría hablar con ambos—Comentó la mujer, se sentó en el sofá individual, girando su cuerpo para ver a ambos, quienes bloquearon sus celulares para mirarla completamente a ella, la mujer sonrió antes de comenzar—Quiero felicitarlos, decirles que estoy completamente orgullosa de tener a dos hijos tan lindos—Pasó su mirada de uno a otro.

A Youngjo le gustaba que la señora Yeo le considerara como su hijo, le parecía agradable esa calidez que sentía y la idea de tener una madre tan buena, dulce y comprensiva como ella le hacía muy feliz, olvidando completamente a la mujer que lo encerró en su cuarto por casi una semana porque no le gustaba lo que él amaba, muy diferente a la señora Yeo quien siempre le había dado todo su apoyo.

—Ambos son muy valientes—Continuó la mujer—Y son muy fuertes también, en muchos sentidos... Y quiero que sigan así, que sean felices, porque son de las cosas más lindas del mundo. Se merecen ser felices, no dejen que nada ni nadie les quite esa felicidad tan linda que tienen. No todos la encuentran, queridos—Ambos sonrieron, los ojos de la señora Yeo se centraron en Youngjo—Ravn, en todos estos años siempre cuidaste muy bien de Woongie, en serio lo aprecio y agradezco mucho—Dijo—Incluso cuando las cosas se ponían difíciles, me escuchabas y aprendías a cuidarlo mejor. Te digo esto porque algún día ya no voy a estar con ustedes—Continuó—Pero me alegra que Woongie tenga a alguien que lo cuide por mí, me alegra que se tengan el uno al otro y que se amen tanto como se nota que lo hacen—La mujer contenía lágrimas en sus ojos.

Mamá—Murmuró Hwanwoong—¿Pa-sa algo?—Su tono sonó melancólico, preocupado por aquella actitud.

La mujer negó, soltó una leve risa y limpió sus lágrimas con su mano sin mucho cuidado.

—No, no, cariño, no te preocupes—Dijo—Es solo que... Toda esta situación, con todo lo que pasó... Me hizo reflexionar mucho sobre la vida y la muerte, solo quería decirles eso, con todo mi corazón, pero estoy bien, Woongie, más que bien—Los miró y les dedicó una sonrisa honesta, sumamente maternal, ambos jóvenes estaban más que conmovidos, Hwanwoong fue el primero en pararse para ir hacia su madre y abrazarla, Youngjo le siguió, la señora Yeo rió por el cariño de ambos adolescentes—Mis lindos hijitos—Murmuró con alegría.

—Hwanwoongie, no es necesario que lleves esa gorra.

El peliuva negó, haciendo un puchero en sus labios, mientras seguía acomodando un estúpido gorro de lana para intentar esconder las vendas alrededor de su cabeza.

Ese día volvería a la escuela y el chico tenía miedo de que se burlaran de su vendaje o quizás no quería que le preguntaran a cada rato o llamar la atención.

Todas esas suposiciones de Youngjo, pero lo que tenía asegurado era que sería más raro verlo con un gorro de lana en su cabeza cuando hacía bastante calor afuera.

—¿Por qué no llevas tu bandana?

No sé dón-de está.

—Creo que debo tener una por aquí—Murmuró Youngjo, recordando haber comprado una bandana negra tiempo atrás.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora