XXVIII

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"𝒏𝒖𝒆𝒗𝒐 𝒅í𝒂 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒂𝒃𝒓𝒊𝒓 𝒕𝒖𝒔 𝒐𝒋𝒊𝒕𝒐𝒔, 𝒎𝒊 𝒂𝒎𝒐𝒓"

La luz resultó ser la iluminación de la habitación y la calidez en su rostro resultaron ser unas grandes, un poco venosas y pálidas manos que acariciaban sus mejillas con cariño.

Vió una figura borrosa frente a él y notó una tierna sonrisa, tan amplia, sonrió a la par del pelirrojo.

-Youngjo.

-Buenos días, mi bello durmiente.

Hwanwoong rió, sintió su cabeza apretar más de lo normal por lo que sus manitos viajaron hasta ella, tocó una venda y Youngjo tomó sus manos para apartarlas de aquella zona.

-No te toques mucho-Dijo-No pasará nada, pero me da cosita.

Hwanwoong pensó que su no Io estaba siendo un exagerado, pero claro, él no notaba toda su cabeza vendada como para asustarse.

-¿Lo... Hice?-Preguntó, sentía su lengua dormida.

Youngjo asintió, sonriendo ampliamente.

-Lo hiciste, bebé-Dijo, tomó su mano para besar su dorso-Eres fuerte. Woongie, Sabía que lo harías, conejito.

El mayor rió, lo que decía era parte verdad y parte mentira, había tenido miedo muchas veces, pero la idea de que todo terminaría bien perduraba.

Youngjo cargó con las manos de Hwanwoong entre las suyas, dejando caricias con sus pulgares en estás, las miró con amor, eran pequeñas, eran suaves, cálidas y algo rechonchas según su adorable perspectiva, hermosas como todo lo que involucraba a Yeo Hwanwoong.

Las soltó para quitarse el anillo del chico, volviendo a tomar la mano izquierda y acomodándolo en el dedo anular del menor.

-Algún día será uno de compromiso-Murmuró, haciendo que Hwanwoong se sonrojara-¿Tuviste un sueño feo, bebé?-Preguntó con una ligera sonrisa-Estabas igual que cuando tienes una pesadilla.

Hwanwooong hizo un puchero.

-E-Estaba oscuro-Murmuró, esa fue toda su respuesta.

Youngjo asintió, volvió a tomar sus manitos para dejarles caricias, sonrió con ganas, viviendo ese hermoso momento, estaba feliz, realmente feliz.

El mundo en serio era muy hermoso.

Youngjo se cubrió los ojos con ambas manos

-¡Ravn!-La señora Yeo lo golpeó con un poco más de la fuerza necesaria en el brazo, haciendo que el pelirrojo se quejara-Sé un poco más hombre y aprende.

-Pero me da cosita-Se quejó con un tono chillón.

-Ravn.

Al llamado de su novio, Youngjo automáticamente abrí un espacio entre sus dedos para mirarlo.

Hwanwoong cagaba con un leve puchero y su ceño estaba fruncido.

Ese día le cambiarían el vendaje por uno nuevo, menos cargado que el primero y la señora Yeo y su hijo adoptivo tenían la tarea de aprender a hacer el vendaje para cuando le den de alta a su pequeño Hwanwoong, sólo era cuestión de días para que tuvieran que valerse por sí mismos.

La enfermera que les iba a enseñar ese complicado vendaje les miró con algo de fastidio.

-¿Listo?-Preguntó la mujer, colocando sus manos sobre las vendas de la cabeza de Hwanwoong.

-Anda, Youngjo, acércate-Animó la señora Yeo, casi empujando al pelirrojo hacia la camilla.

Hwanwoong fijó sus ojos en él mientras la enfermera comenzaba a desarmar el vendaje, vuelta tras vuelta hasta dejar el cabello lila a la vista.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora