XXIII

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"𝑵𝒐 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊ó𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒎𝒆𝒔, 𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒔𝒕𝒆𝒏𝒅𝒓é 𝒔𝒊 𝒆𝒔𝒕á𝒔 𝒂 𝒑𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒆𝒓𝒕𝒆"

Por segunda vez, en menos de cuarenta y ocho horas, el doctor volvió a ver la imagen en la pantalla, los tonos grises y la zona que parecía brillar, ese ligero óvalo a uno de los lados de aquella fotografía.

Una imagen que pese a ser similar a las demás, se temía que fuese diferente.

Esta vez, el doctor pasó unos cuantos minutos viendo y anotando.

—Ya puedes irte, Woongie—Anunció por el micrófono, antes de voltearse hacia las dos personas restantes, quienes tenían una mirada llena de preocupación y angustia—¿Prefieren que sea directo?—Ambos asintieron—Temo decirles que el tumor se está volviendo maligno—Dijo mientras giraba hacia la computadora—Cuando anoche revisaba las imágenes, creí que se trataba de un nuevo tumor, pero resulta que es el mismo, lo único que ocurrió fue que este cambió drásticamente—Señaló hacia un punto en la pantalla—Antes, el tumor crecía hacia la parte externa—Movió su dedo un poco más cerca del cráneo—Pero ahora avanza hacia el interior—Se movió esta vez hacia el lado opuesto, a las masas grises—Una parte ya creció en la masa cerebral.

Youngjo apretó tanto sus manos, que sus nudillos se tiñeron de blanco ante la confesión del hombre, bajando la mirada con impotencia.

—¿Qué queda?—Preguntó la señora Yeo mientras contenía sus lágrimas.

—Creo que lo mejor es una cirugía—Los presentes se tensaron y vieron con terror al hombre de blanca vestimenta—Todavía no es muy grave, sería relativamente simple... Aunque todavía es muy pequeño como para que vaya a cirugía—Dijo.

—¿Entonces?—Preguntó el pelirrojo con la mandíbula apretada.

—Podríamos probar de nuevo con medicamentos e intentar evitar la cirugía—Comentó—Pero hasta ahora parece que nada de lo que les hemos recetado a Hwanwoong funcionó del todo... Lograron disminuirlo, pero eso no es lo que buscamos—Hizo una pausa por algunos minutos—Otra opción es dejar que crezca, sólo unos milímetros más para que pueda ser operado—Soltó un ligero suspiro—Con esta opción no le daremos ningún medicamento a Hwanwoong, simplemente podríamos probar dándole unos mucho más débiles, pero nada más sería esperar hasta que esté listo para ir a cirugía—El pelirrojo y la señora Yeo se miraron entre sí, ninguno sabía qué responder—¿Ustedes no están viviendo en Ansan, verdad?—Preguntó y ambos negaron—Si eligen la segunda opción, deberán quedarse aquí hasta la operación, no se puede saber con exactitud cuándo el tumor tendrá el tamaño necesario, podría ser mañana, cómo podría tardar una semana ¿Comprenden?—Ambos asintieron, pero viéndose incapaces de argumentar—¿Quieren que les dé unos minutos para pensarlo?

—Acaso... ¿Deberíamos decidirlo ahora?—Preguntó de forma abrumada la mujer.

—Entre más rápido lo decidamos, mejor—Respondió.

—Que decida Hwanwoong—Murmuró el pelirrojo, alzando la mirada para ver a ambos adultos, quienes lo miraban con un poco de sorpresa—Él lo dirá.

Hwanwoong por su parte, miraba al suelo, esperando como las otras tantas veces a que Youngjo o su madre aparecieran.

Una horrible sensación de que algo malo se aproximaba, no lo dejaba ni siquiera tener miedo de estar solo en un terrible hospital.

—Hola lindo—Escuchó decir a alguien en un tono seductor.

Alzó la vista para ver a Youngjo, quien sonreía en su dirección, le sonrió de regreso. El mayor estiró su mano hacia él y Hwanwoong no tardó en tomarla, Youngjo se acercó para depositar un suave beso sobre su frente y luego otro en los labios del más bajito.

LOUDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora