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Capítulo 1.

Sábado.

Me había sentido estresada durante toda la semana debido a las clases en la universidad. Estar en tercer año de arquitectura no es fácil, sobre todo por los interminables trabajos manuales que me han dejado más que una herida dolorosa en la mano.
Aún puedo sentir el dolor punzante de la aguja que utilicé para coser los bordes de mi última maqueta.
Se supone que hoy sería un día de descanso para mi, un día donde podría levantarme tarde, vagar por la casa y ver Netflix. Pero...

-Anna, por favor. —Insiste Alana, mi hermana mayor. —Solo debes llevarla, y sentarte en las gradas del gimnasio, Amy sabe lo que tiene que hacer.

Suspiro. No puedo negarme.
Desde que nuestros padres fallecieron hace un par de años atrás siempre nos hemos mantenido unidas las tres. Alana, tiene 31 años y es madre soltera, Richard no es el típico padre ausente, él ayuda con la manutención de Amy y cada cierto tiempo se van de viaje para no cortar el lazo de la figura paterna.
Alana me tiene a mi, y yo la tengo a ella.
Entiendo que hoy sea un difícil día para mi hermana, estar a cargo y ser dueña del 50% de un restaurante —Ya que la otra mitad me pertenece como herencia de nuestros padres— No es fácil, sobre todo porque yo no hago más que ir a cenar y firmar papeles que ella necesita.

-Está bien. —Termino diciendo. Sus ojos castaños me observan con ternura mientras una sonrisa aparece en sus labios. —Después puedo pasar al restaurante para ayudar... —Me ofrezco.

-Anna, no tienes idea lo que hay que hacer. —Me recuerda y sonrío.

-Lo sé. —Digo. —Quizás más adelante cuando termine la universidad pueda involucrarme un poco más.

-¿De verdad lo harías?

-Lo haría por ti. —Le aseguro. —A no ser que desees comprar mi parte del restaurante, yo no pondría obstáculos.

-No Anna, jamás lo haría. Nuestros padres lo dejaron para las dos. —Me dice. —Yo estaré administrando el lugar, pero recuerda que es tu fuente de ingresos para la universidad, por ahora tu firma es lo único que necesito.

-Déjame darte un abrazo. —Digo un poco melancólica. —Gracias hermanita, por todo lo que has hecho, no sé qué sería mi vida sin ti. —Ella se ríe mientras me envuelve en sus brazos. —Eres la mejor Chef.

-Y tú una pésima cocinera. —Se burla. —Me pregunto que será de ti cuando consigas un marido.

Me alejo rápidamente de ella y hago la señal de la cruz.

-No lo invoques. —Le advierto. —Quedé curada de espanto con mi última relación. Además, ellos tienen manos, que se cocinen solitos.

Ella se ríe.

-Está bien, ahora me iré. —Ella me da un beso en la mejilla. —Amy sabe lo que tiene que llevar, le advertí que debía hacerte caso en todo. Gracias Patito.

-¡Oye! —Me quejo. Alana suelta una carcajada.

-Es de cariño, lo sabes.

-Cuando tenía 10 años. —Digo malhumorada.

-Te quiero. —Me dice mientras se aleja.

Durante el resto de la mañana me quedo con Amy viendo sus caricaturas favoritas. Pero al rededor de las once nos comenzamos a preparar para irnos a su colegio.
Ella se va a su habitación como la niña ya independiente que es y se viste con su buzo azul marino y una sudadera blanca.

-¿Ya estás lista tía? —Me pregunta al otro lado de la puerta del baño. —Debes peinarme.

-Dame un segundo. —Le pido mientras observo mi atuendo.

𝐓𝐀𝐋 𝐕𝐄𝐙 𝐌𝐀Ñ𝐀𝐍𝐀 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora