𝐓𝐀𝐋 𝐕𝐄𝐙 𝐌𝐀Ñ𝐀𝐍𝐀 - 𝐍𝐇 𝐁𝐘 𝐍𝐀𝐓𝐇 🥀

58.

Capítulo 58.

Se siente extraño y maravilloso al mismo tiempo. Para muchos será solo un árbol de navidad, pero para mí es el inicio de una nueva vida.
Siempre éramos Amy y yo quién lo decorábamos y nos divertiamos haciéndolo.
Ahora ella está decorando uno nuevo junto a Alana y Andy, mientras yo lo hago junto a Niall. Quién me confiesa que es la primera vez que un árbol de navidad adorna la sala de estar.

—Uhmmm ¿A ella no le gustaba? —Le pregunto.

—Sí, pero no pasábamos mucho tiempo aquí. Sentíamos que era innecesario. Y bueno...yo no me sentía muy entusiasmado, no cuando estábamos pasando una etapa complicada.

Asiento mientras lo observo poner los últimos adornos.

—¿Y ahora como te sientes?

Niall sonríe y luego me observa.

—Feliz, me encanta hacer esto contigo. Y nos ha quedado muy bonito —Ambos observamos el árbol de navidad —Ven aquí, debes poner la estrella.

No espera una respuesta, me entrega la estrella dorada y tomándome en sus brazos me alza. Nos reímos, porque me cuesta un poco el poder dejarla fija, pero lo consigo. Se ve tan bonita y única.

—¿Quieres encender las luces ahora? —Me pregunta mientras me baja.

—¡Sí! —Doy saltitos alrededor del árbol y buscando el interruptor, las enciendo —¡Que hermosas!

—Sí que lo es.

Acercándome a él, nos abrazamos y observamos por algunos segundos las luces rojas y amarillas, las esferas, los copos de nieve, los ángeles y todo lo demás. Es realmente maravilloso.

—La pizza debe estar lista, cariño —Me dice —Vamos, después puedes sacarle fotos y presumir con Alana.

Me río.

—Estoy segurísima que ya debo tener fotos en mi WhatsApp de Amy riendo junto a su árbol.

—Oh entonces vamos a tener que presumir ahora, vamos nena, sácame una foto —Me entrega su teléfono.

Me río de él, pero igualmente le saco algunas junto al sofá.

—Que guapo.

—¿Sí, verdad?

—Que presumido, pero sí mi amor, eres un bombón.

Niall se ríe y tomándome de la cintura me lleva con él. Ambos caemos sobre el sofá y yo sobre su cuerpo.

—¡Niall! —Me río a carcajadas cuando sus dientes muerden mi cuello —¡Ya, es sufiente amor! —Él se ríe y continúa dándome mordiscos hasta que ambos escuchamos su teléfono.

—Te has salvado, por ahora —Me advierte mientras me apoyo en su pecho y lo observo fruncir el ceño.

—¿Qué ocurre?

Me pide un segundo. Él contesta y responde con monosílabos por un par de segundos hasta que lo observo poner los ojos en blanco. Oh no, esto no pinta bien.

—...De acuerdo, llevaré a mi abogado. No daré ninguna declaración por este medio. Buenas noches.

—¿Abogado? ¿Qué ocurrió? —Le pregunto preocupada.

Ambos nos sentamos en el sofá.

—Verónica, otra vez.

—¿Qué es lo que quiere?

—Según su abogado, ella quiere los bienes que le corresponden. Muchas cosas las campramos juntos, y ahora está reclamando el dinero.

—¡Jesús! Siempre buscará un motivo para molestarte.