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16 años

"Mi estado de ánimo estaba muy bajo, después de todo estos últimos días Kagome e Inuyasha se encontraban empacando para mudarse al extranjero y comenzar su vida de universitarios.

Estaban tan ocupados como para ir a jugar con un balón de fútbol como hace unos días, no me gustaban las despedidas.

Por lo que me la pasaba escapando cada que Kagome venía a casa para hablar con Inu o mis padres. Al principio lo vi como un escape, ellos estarían yéndose por unos meses y volverían. Que infantil era.

¿Kagome... Te quedarías si yo te lo pidiese?

Claro que no, nunca aceptaste cosas que cualquier hombre te pedía, eras tan terca con tus decisiones, que por más que te lo implore, no aceptarías.

Me fijé en el espejo del baño, mis granos solo ayudaban a sentirme peor, es más, me hacían ver más patético. Mi celular vibró, pero no me importó.

Para lo único que me servía el celular eran llamadas, algunos mensajes con Bankotsu, pero solo eso. Entonces, ¿En qué más podría utilizar mi celular?

Música, lo escuchaba desde la radio.

Videos, solo me aburrían.

Fotos, no tenía fotos interesantes para verlos, prefería tenerlos a mano y no es un dispositivo.

¿Entonces? Solo estaba de adorno. ¿Tenerlo también fue un error?

Kagome, sé que no sería la primera vez que pienso en decirte 'adiós' y que solo sea una amenaza que digo, pero que al día siguiente vuelva y diga, sigo aquí, aunque no sería necesario, nunca me necesitaste a tu lado.

No es porque me falten motivos, te escribiría una lista, solo te aburrías de leerla, prefiero evitarte el aburrimiento de mi persona hacia la tuya. Me he abstenido a despedirme al creer que el hombre del que te puedes enamorar lo puedes encontrar escondido aquí, dentro de mí.

No sé porque te digo esas palabras si nunca podrás leerlas u oírlas, pero a mí, me sanan las heridas al escribirlas y no pasar verguenza por decirlas.

-Sesshomaru.

Interrumpió Inuyasha, claro, siempre le gustó interrumpir cuando mi mente empieza a tranquilizarse.

Al levantarme me dolía el pecho, tal vez en el futuro consiga un cardiólogo para que me explique el porqué me duele tanto. El médico general de mi familia no encontró nada de que preocuparse, es más, decía " ya quisiera ser tú para tener un corazón tan saludable como el que tienes".

-¿Qué quieres?

-Estoy saliendo.

-¿Y eso a mí qué..?

No me interesaba tu vida, a menos que Kagome estuviera ahí, no te perdonaría por los años de ignorancia a mi presencia como tu hermano menor.

-Mamá me dijo que te deje mi celular, para que lo cuides y nos veamos directamente en el restaurante con papá.

-¿No puedes dejarlo simplemente en tu cuarto? - solo ahora pedía paciencia.

-No, tal vez te olvides llevarlo.

Sin más que decir, se fue, dejando su celular en mi mesita de noche, como si le hubiera dado el permiso de entrar a mi habitación.

No me interesaba en absoluto, pero algo me invadió.

Diario de un adolescente enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora