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"Muchos creen que la edad del burro es cuando todos los adolescentes creen que tienen la razón en todo. Eso me parecía una mentira, una muy grande e innecesaria mentira.

Aunque también mencionan la edad del pavo, ya que los adolescentes sienten vergüenza con mayor facilidad que los niños.

¿Por qué se empeñan en decir, pasas por la edad del burro o del pavo y no solo escuchar?

A veces pienso que los adultos olvidaron que también pasaron por esas edades, en donde si algo nos incómoda para ellos es fácil decir una frase motivadora. Es mucho más difícil hacerlo que decirlo. Ellos pasaron lo que ahora todos los adolescentes pasamos, pero ahora sólo pedimos comprensión.

Escuchen y no digan algo que no queremos escuchar.

-¡Sesshomaru! Llegaste.

Mi padre bajó del auto, tan feliz como todos lo conocían, con esa característica sonrisa suya. ¿Por qué no puedo parecerme a él o mi hermano en el carácter? Son mucho más sociables que yo, la gente los ama con solo estar su presencia.

-¿Cómo te fue hoy?

¿Podría intentarlo?

-Bien... Ganamos... - Solo unas palabras más, pedí internamente que mi garganta no se cierre como suele hacerlo. - El equipo contrincante tenía buena recepción y ataque, solo que el sistema que utilizaron era complicado para ellos... - Esa mirada, esa mirada de confusión me hizo dar cuenta que mi padre no estaba entendiendo nada de lo que yo decía.- Por lo que ganamos, por su error.

-¡Genial! ¿Quieres algo para recompensarlo? - De cierta manera me alegraba que intentara pasar tiempo conmigo.- No sé, podríamos ir a comer.

-Suena bien.

-¿Podríamos ir a Hamburguesas Ryo? ¡Ya sé! La Pizzeria del centro, es buena hora para una pizza. - El hambre se fue al momento de dictar los lugares a donde podríamos ir.

¿Por qué? Eran los restaurantes favoritos, de comida rápida, de mi hermano, Inuyasha.

No me gustaba mucho la comida grasosa, siempre preferí acompañar a mi madre a las cafeterías, algo simple y cálido.

-Esta bien.

-¡Vamos entonces!

Solo lo permití porque sentí que mi padre se estaba esforzando en entablar una conversación. Intentaba darle ese gusto, aunque a mí me desagradaba decir más de 5 palabras en una oración, lo intentaba por él.

Mientras esperábamos a que la mesera llegase, con el pequeño pedido, mi padre me contó acerca de sus viajes al exterior, cuando se reencontró con sus amigos.

-¿Y qué tal tus amigos? - se atrevió a preguntar.

¿Qué podía responder? No tenía muchos amigos, no era muy social que digamos, solo podría considerar a Kohaku y Bankotsu como amigos. ¿Pero después? ¿Se decepcionaría si le dijera?

-Bien.- Un esfuerzo más, pensé.- Kohaku viajará la semana que viene, creo que visitarán su pueblo natal.

-¿Kohaku? ¿No es ese niño que ataba su cabello ?

-Sí.- Al menos intentó recordarlo.

-¿El que siempre vendaba su mano derecha con una cadena?

-No, padre. - Supuse que no fue su intención o al menos eso trataba de pensar.- Ese es el amigo de Inuyasha, Miroku.

-¡Cierto! ¡Lo había olvidado! - Empezó a reírse, como si de una broma se tratara.

Diario de un adolescente enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora