17 años
"Otro año más pasó, lejos de mi hermano y Kagome. En algún momento de esos meses, semanas o días, dejó de importarme lo que mi padre dijera sobre mí.En realidad, no decía nada.
Eran vacaciones, dos semanas sin escuela ni tareas.
Aburrido.
Bankotsu y Kohaku estaban de viaje con sus familias como para hacer planes. Antes habría deseado que las vacaciones fueran eternas, pero ahora que crecí y pensándolo bien: No hay nada que hacer. Los entrenamientos se suspendieron por órdenes de la directora, en sus palabras, todos nosotros necesitábamos un descanso largo.
No pude evitar suspirar, miraba por la ventana sin poder concentrarme en el libro que trataba de leer. Recuerdo el nombre, Vincent Van Gogh, últimas cartas de la locura.
¿Por qué leía algo así?
La respuesta es simple, antes de las vacaciones tuve un momento de sentimentalismo, o debilidad como yo prefería llamarlo. Me cansé de demostrar que soy el mejor.
Cansado de esforzarme en los entrenamientos y sentir que no mejoro, que todos mis compañeros de equipo avanzan y yo sigo estancado. Hubiera preferido palabras de apoyo de mi padre, él también fue deportista en su tiempo, creí que me entendería.
Más no fue lo que esperaba. Me llevó a los mismo lugares donde él solía ir con Inuyasha, habló de él.
-Inuyasha siempre tuvo la cabeza en alto a pesar de estar cansado. - Recuerdo su expresión cuando dijo lo siguiente, orgullo y alegría. - Nunca pensó en rendirse ante un juego.
En esa tarde mis ojos se abrieron y descubrí lo que quería, quería paz mental.
Una paz eterna.
Y me pregunté, ¿a dónde iré si eso pasa? O la frase muy conocida para todos, ¿cuál es el sentido de mi vida?
Fue cuando encontré el libro y leí un párrafo que me ayudó con esa pregunta.
<<Dicen que cada átomo en nuestro cuerpo fue alguna vez parte de una estrella, tal vez no me voy, tal vez me voy a casa... >>
Si ese fuera el caso y tuviera razón, entonces decidí brillar, brillar hasta cansarme y luego apagarme. Pero dejar una marca en cada uno de mis seres queridos.
-Hijo. - Mi madre me miraba apoyada en la puerta, en sus manos estaba la correa de Yako. - ¿Vamos a dar un paseo?
Sentía que mi madre hacía lo posible para llevar las cosas con tranquilidad. Aún era joven ante la vista de todos, pero si se detenían a mirar minusiosamente su rostro podrían encontrar algunas arrugas por la edad.
Me sorprendía la velocidad con la que pasó el tiempo.
-Hmp.
Paseamos los dos junto con Yako, apreciando las silenciosas y tranquilas calles, la mayoría aprovechaba en viajar y dejaban el barrio como una calle fantasma.
Lo que en verdad apreciaba.
- ¿No volviste a hablar con Bankotsu?
-Me mandó algunas fotos esta mañana. - Unas donde solo él mostraba sus payasadas en el grupo que teníamos Kohaku, Bank y yo. - Se está divirtiendo en Hong-Kong.
-¿No te gustaría viajar también?
-Tal vez luego.
Llegamos al parque y nos pedimos unos helados. Vainilla, un sabor suave y elegante, mi madre escogió ese. Menta, fuerte en sabor y olor, llamativo en color, yo lo elegí.
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Diario de un adolescente enamorado
DiversosCada vez que ella visitaba a su hermano siempre terminaba espiandolos, su risa era una melodia para sus oídos. Pasaron más de 10 años en donde Sesshomaru se dio cuenta que terminó enamorado de ella desde que era un pequeño niño. Creyendo así que su...